Halagados por la tercera visita papal en menos de dos décadas, los cubanos esperan ansiosos la llegada de Francisco el fin de semana a la isla, pero dudan de que el primer sumo pontífice latinoamericano pueda interceder ante el Gobierno comunista para impulsar cambios profundos. Francisco, nacido en la Argentina hace 78 años, tuvo un papel clave en el reciente restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, los dos países que visitará y donde hay expectativas sobre su papel en el largo y complejo camino que se avecina para consolidar los lazos tras medio siglo de hostilidades. “Lo que ha logrado entre Estados Unidos y Cuba es realmente una bendición, algo increíble. Hemos esperado toda una vida para eso”, opinó Juan de la Torre, un católico de 47 años. A pesar de haber participado en ese acercamiento histórico, entre los 11 millones de cubanos hay pocas esperanzas de que el Papa obtenga un compromiso del Gobierno de llevar a cabo reformas de fondo.