Los goles, los abrazos, los flashes, las repeticiones, los trofeos al Jugador Más Valioso del partido se repartieron entre Sergio Agüero, Ezequiel Lavezzi y Lionel Messi, pese a su corta estadía en el campo.
Detrás de esa muralla de reconocimientos que coparon las primeras planas, figuran actuaciones como las de Matías Kranevitter. Labor que no será de las más recordadas pero que en el contexto del partido -debut absoluto en la Selección y rival débil-, más no podía esperarse.
La ofensiva que debía contener el “Colo”, a priori, nunca llegó al BBVA Compass Stadium de Houston. Incluso siendo el único hombre de marca en todo el mediocampo, se lo notó solvente. Erik Lamela y Roberto Pereyra tenían permiso para proyectarse como quisiesen y así lo hicieron.
Quizás el que más lo haya observado, además su familia y el resto de los tucumanos, haya sido Javier Mascherano. El ex River vio desde el banco, como desde hace mucho, un reemplazante, con las ganas de que pueda significar un recambio serio en el futuro.
“Fue una experiencia nueva para mi y arrancarla con una victoria es importante. Me sentí muy bien”, dijo Kranevitter, que sobre el final se dio el gusto de asistir a Ángel Correa en el séptimo gol.