San Pablo siente vergüenza y siente que está dividida. Esto se aprecia desde el ingreso al pueblo y en cada rincón de la esa comuna ubicada al oeste de la capital tucumana. “La política nos ha desunido y nos estamos peleando entre conocidos. Eso es lo peor. No tendría que pasar eso”, reflexionó la vecina Silvia Roldán.
La mujer de 41 años, expresó su tristeza al contar cada detalle de los incidentes que marcaron a esa localidad en los violentos incidentes durante la madrugada del lunes 24, tras los comicios provinciales. Confesó que se siente avergonzada por lo sucedido y que vive rodeada de “impunidad política”. “Ganen o pierdan, se tiene que aceptar el resultado de la elección”, expresó.
Sin embargo, no habían transcurrido ni cinco minutos de conversación cuando otras personas se sumaron a la charla entre Silvia y Lidia Juárez, una mujer de 64 años que aguardaba al colectivo, con LA GACETA.
“Siento vergüenza de mi pueblo. En mi vida vi todo esto. Estamos en democracia y me duele que hayan pegado a un gendarme y a mujeres y embarazadas”, expresó Selva Ríos, de 73 años y empleada de la comuna administrada por José Carmona. “Queremos sacar al finao del cajón. Nunca hay que ser peleador, porque entre los vecinos nos necesitaremos, tarde o temprano”, afirma.
“Es una vergüenza total. Mi hijo fue fiscal de mesa por primera vez. A mi casa llegó alrededor de las 22 con ataque de nervios, estaba descompuesto. Fue por los nervios y el susto”, comentó Juárez, por los incidentes en la escuela.
En San Pablo se habían registrado graves incidentes al cierre de la votación, que incluyó la quema de 13 urnas y disturbios frente a dos escuelas donde se votó. Dos facciones oficialistas se habían enfrentado entre sí y, a su vez, con policías y gendarmes. Un miembro de Gendarmería había resultado gravemente herido.