La música baja. Algunas sonrisas y muchas, muchas caras de preocupación. La concentración oficialista en la Casa de Gobierno comenzó con tibieza y fue subiendo de temperatura a medida que avanzaba la madrugada, hasta terminar en un acto con brazos levantados y la marcha peronista. Los miembros del Poder Ejecutivo dividieron la atención entre el escrutinio, los incidentes en algunas comunas y las movidas el Acuerdo para el Bicentenario (ApB). Los rumores y versiones tremendistas silenciaron los pasillos, colmados durante gran parte de la noche. La algarabía se desató por momentos, con el arribo de algunos candidatos y a lo largo del acto final.

El ritmo del “bunker” alperovichista dejó cuatro escenas:

Primera: un anuncio sin bombos ni platillos. A última hora del domingo, Juan Manzur fue el encargado de hablar en el Salón Blanco. “La formula Manzur-(Osvaldo) Jaldo está ganando”, afirmó sin más. Repudió hechos de violencia y aseguró que había hablado con la Presidenta, Cristina Fernández. Luego, él y los funcionarios que lo acompañaban volvieron a refugiarse en el despacho gubernamental.

Segunda: Pablo Yedlin con los tapones de punta. El postulante alperovichista a la intendencia salió media hora después y advirtió que el canismo-amayismo pretendía suspender el escrutinio. “¡Dejen trabajar a la Junta Electoral! Me parece inaudito que estén en el Correo”, lanzó. El ministro de Salud fue ovacionado por sus seguidores.

Tercera: el gobernador pide no “hacer terrorismo”. Avalado por cánticos de la Juventud Peronista, de dirigentes y de funcionarios, José Alperovich tomó el micrófono para hablar “institucionalmente”. “No hagamos terrorismo como el que están haciendo. Como gobernador, garantizo la total transparencia”, expresó flanqueado por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el candidato presidencial Daniel Scioli y el titular de la Anses, Diego Bossio. Fernández, con su estilo veloz, explicó cómo se efectúa un escrutinio y apuntó que se debía “cumplir la ley”. Evitó, sin embargo, hablar de la oposición.

Cuarta: el desahogo. Los cánticos -e insultos- fueron para José Cano y Domingo Amaya. El protagonismo, para Manzur y Scioli. “Tenemos una tendencia irreversible. Irreversible”, sentenció Manzur en la primera línea del escenario. “El pueblo no se dejó llevar por campañas negativas ni de desánimo. Lamento que el jefe de la flamante alianza (por Mauricio Macri) haya hecho una visita fugaz para embarrar la cancha”, fustigó Scioli a su lado. Alperovich quedó en segundo plano, hasta que Manzur lo llamó. La tarima estalló luego con la marcha peronista.

La popular pata de cerdo fue la entrada que se sirvió anoche. Repitieron el menú del domingo 9. Jóvenes militantes cantaron contra la fórmula opositora de José Cano y Domingo Amaya.

Las mujeres del poder.- Por unas horas, la tonada porteña se adueñó del primer piso de la Casa de Gobierno. Empresarios y profesionales allegados al candidato oficial a gobernador, Juan Manzur, llegaron desde la metrópoli para acompañar a su amigo. Éstos fueron recibidos por los familiares del ex ministro de Salud de la Nación. En el Salón Blanco, en tanto, las integrantes de las familias de Manzur y de Osvaldo Jaldo celebraron los resultados en la tarima montada en el recinto.

Otra prueba de fe.- Los promotores de la campaña del oficialismo consideraron que la visita de Daniel Scioli y de otros gobernadores había sido convenida hace algunos días, durante la cena que mantuvieron en la residente del gobernador José Alperovich. “Es otra prueba de fe hacia nuestros candidatos que hayan venido antes de conocerse los resultados; somos un equipo”, remarcó uno de ellos. Otros, en cambio, comentaron que hubo bocas de urnas que aceleraron la llegada de la comitiva nacional.

Una remera homenaje.- La secretaria general de la Gobernación Carolina Vargas Aignasse -candidata a concejala por el acople oficialista Tucumán en Positivo- acudió anoche a la Casa de Gobierno con una remera que llevaba impresos el nombre y la cara de Alex Torres, y una leyenda que decía “siempre en mi corazón”. Torres, explicó, era “un gran militante de Villa 9 de Julio que murió el año pasado y a quien todos respetaban mucho”.

Como un temblor.- Quien haya transitado por los pasillos del primer piso del Palacio de Gobierno puede percibir que tiembla a la altura del ingreso al Salón Blanco. Anoche, la sensación fue que se caía el histórico recinto, justo en el momento en que los simpatizantes lo colmaron para tributarle el triunfo a la fórmula oficialista.

Acceso restringido.- A diferencia de otras oportunidades, la guardia privada tuvo mayor celo a la hora de permitir el paso hacia el despacho gubernamental. Varios funcionarios de segunda línea del Ejecutivo se quedaron con las caras largas, sin poder saludar a la fórmula oficial.