“Sabíamos que sería difícil, pero no tanto”, confesó Laila Guzmán. Ella formaba parte del batallón de 400 fiscales de mesa que debieron formar una fila de casi dos cuadras antes de instalarse en la escuela Nuestra Señora del Valle, en Banda del Río Salí.

Laila decidió ayudar a su primo, candidato a concejal acoplado al oficialismo. “Nos dijeron que las autoridades de cinco de las 20 mesas de la escuela faltaron. Por eso se demoró todo -apuntó-. Cuando nos abrieron las puertas todos salieron corriendo a ocupar sus lugares, fue muy gracioso”.

Ese dantesco espectáculo se produjo ante la atónita mirada de unos 30 electores que esperaban su turno ingresar. Ellos no sólo se sorprendieron al observar semejante ejército de fiscales, también al comprobar lo lento que sería emitir el sufragio. “¿Qué? ¿No hicieron el cursillo? No es necesario que firmen todos el sobre. Ufff... Si lo mandaban a Cruz Alta hubiera llegado más rápido”, bromeó María Rosa Juárez. Ella recurrió al humor para no explotar.

Con el correr de las horas se profundizó el mal humor de los bandeños. El impresionante movimiento de vehículos llevando votantes complicó a todos. “Cerraron las calles sin avisarle a nadie. No había taxis y los colectivos circulan por cualquier parte porque no saben por dónde hacerlo”, explicó Lucas Gómez, vecino del barrio Santo Cristo.

Pasadas las 20, Laila reveló que no fue sencillo cumplir la tarea. “Fue una jornada llena de tensión, pero por suerte aquí no pasó nada”, celebró.