Se identificó como Antonio Lescano y aguardaba en su moto al primer pasajero, en la puerta de la escuela Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya. Para todos es la escuela del Mercofrut. En la carrocería de la moto un cartel de papel llevaba inscripto el mismo nombre y las siglas AP. “Traje a un vago desde la (zona de la avenida) Jujuy”, remarcó Antonio mientras los vecinos se acercaban a saludarlo. Antonio salió a la calle a parar la olla pese que la noche del sábado había sido movida, ya que sufrió un intento de robo. “Intentaron llevarme la moto de la casa, a eso de la 1.30. Pero el tipo se metió por la calle sin salida y logramos recuperarla. Le di una c…, junto con mi señora”, relató.

Lescano formó parte del gigantesco aparato desplegado en el sur de San Miguel de Tucumán. Tenía una lista de 15 personas para trasladar, a cambio de $ 300. Pero la cifra que le pagaron fue mayor, de acuerdo con lo averiguado un rato más tarde.

Las motocicletas de baja cilindrada iban y venían entre las calles angostas del vecindario. En las escuelas del Mercofrut el panorama fue similar al de otras zonas de la capital y del interior de la provincia: demoras para sufragar, largas filas, el desplazamiento del aparato electoral y la invasión de fiscales producto de la “ola de acoples”.

“Somos ganado”

La jornada comenzó con retraso, mucho después del horario oficial de las 8, debido a que faltaban urnas y fiscales. “Debieron ordenar las mesas y las sillas primero, y dejar pasar a la gente luego. Estuvimos amontonados. Vivimos en el país de la joda, donde todo es normal”, manifestó, enojado, Julio Lencina, quien junto con su pareja tenían la intención de votar a primera hora de la mañana.

“Vinimos y la escuela estaba cerrada. Llegamos a las 8.30 y nos estamos yendo a las 10. Somos ganado”, dijo una votante al salir de la escuela secundaria El Salvador. Ella se identificó como Norma y se quejó por mútiples razones: por la cantidad de mesas y por el ritmo lento de la votación, principalmente. Dijo que le había llevado más de una hora cumplir el trámite. “Estamos en 2015, pero vivimos como en el 1900”, enfatizó.

Con el paso de las horas la concurrencia fue mayor y el desarrollo de los comicios se tornó más lento. Inclusive, un fiscal general del oficialismo denunció que se habían producido robos en el interior de la escuela. Al parecer, los punguistas aprovecharon el amontonamiento de personas. Este fiscal -quien pidió reserva de su nombre- también cuestionó el desarrollo de la votación. “Falló el operativo de seguridad -sostuvo-. Había más de 20 policías en el inicio de la jornada, después quedaron cuatro efectivos. Gendarmería hace lo que puede”.

Gendarmes en acción

Una delegación de la Junta Electoral, encabezada por el prosecretario Carlos Vidal, se presentó en la escuela y ordenó a los oficiales de Gendarmería que abrieran de cualquier manera dos puertas exteriores que se conectan con un pasillo interno. Explicó que las autoridades de la escuela El Salvador no habían habilitado esas puertas (estaban soldadas). “Le encomendamos esta misión a Gendarmería para que la gente pudiera pasar, ya que estaba amontonada en un solo pasillo”, explicó Vidal.

“Tenemos novedades desde otras escuelas, donde hay problemas por la ubicación de las mesas en pasillos angostos. La cantidad de fiscales lleva a que los ciudadanos no puedan votar tranquilos”, agregó Vidal.

Con la llegada de la tarde se redujo el clima de tensión en la zona y las escuelas lucieron más tranquilas. En una de ellas se había producido un corte de luz justo cuando concluía la jornada de votación de las recientes PASO. Ayer se trabajó con cuidado para impedir una situación parecida.

Llegan bebidas y alimentos para las autoridades de mesa de la escuela República de Panamá, en Concepción.

No era un recital ni una manifestación. La multitud que se ve eb la foto estaba integrada por electores que esperaban para votar en la escuela Monseñor Ferro, en el barrio Municipal de Concepción.