El caos se adueñó del interior de la provincia y no se avizora una solución. El enojo hizo arder ayer el asfalto de las rutas del sur tucumano, sea el de los cañeros por la falta de respuestas del Gobierno provincial ante la crisis azucarera o el de varios automovilistas y pasajeros que no pueden movilizarse de localidad a localidad a causa de los bloqueos. Ese fue el paisaje que se vislumbró al salir del Gran San Miguel.
En un tramo de poco más de 50 kilómetros de recorrido, entre las rutas 157 y la vieja traza de la 38, cinco cortes del tránsito reflejaron la revuelta de los autoconvocados productores de caña. El reclamo se ha hecho sentir, inclusive, en la plaza Independencia, en la capital, lejos de los campos y frente a la Casa de Gobierno.
“Aquí y en otras partes, los cañeros esperamos una solución política. Estamos cansados de promesas que sentimos desde épocas atrás y hace cuatro meses (...) Hoy no hay soluciones, sólo gestiones y nada más que gestiones”, enfatizó José Szmyd. El sector demanda líneas de financiamiento, el aumento del corte de mezcla de alcohol de caña en las naftas, del 10% al 12%, y menor presión fiscal.
El productor encabezó la primera concentración en la zona de acceso a la ciudad de Bella Vista, por la 157, al salir de la capital. Allí, agricultores y obreros del campo ubicaron un tractor y un carro cañero sobre el camino angosto de asfalto. Alrededor, la caña en pie y sin cosechar se mezclaba en el paisaje. “No hemos levantado ni siquiera el 10% de la plantación. Además, regalamos nuestras bolsas de azúcar (por el bajo precio) para poder financiar la zafra (actual) (...) Sentimos impotencia frente a la quiebra siniestra que tendremos los agricultores”, enfatizó con disgusto.
A unos 20 kilómetros, en la intersección de las rutas 157 y 323, Jorge Quinteros, un empleado de campo, compartía el almuerzo bajo un tinglado con sus pares y los “jefes” (productores). Habían efectuado la conocida “vaquita” para comprar el asado: una veintena de trabajadores del campo aportaron desde $ 20 a $ 50 para adquirir la carne y las bebidas. “Algunos no participan porque no tienen dinero”, contó Quinteros.
“Estamos en esta también. La situación nos lleva a esto (por los cortes). Si el grande está mal, los chicos están mal, y nosotros somos empleados. Hoy, un jornal de un tractorista es de $ 250 o $ 300. Pero no estamos cobrando en estos días. Pero por ahora no cobramos porque no se trabaja”, comentó. Quinteros comentó que en la interzafra, hasta el inicio de la próxima campaña, trabaja en la herrería.
Hugo y Carolina, compañeros de trabajo en el servicio de salud, cuestionaron desde su vehículo a los cañeros por la metodología de protesta que adoptaron, aunque también apuntaron al Gobierno local. “Sentimos bronca”, expresó el hombre. “Coartan la libertad de uno. Tenemos que llegar a la casa después de trabajar. El Gobierno les tiene que dar una solución, y a nosotros también”, remarcó la mujer.
La crisis azucarera tiene como raíz las caída de los precios interno e internacional y el incremento de los costos en los campos, entre otros puntos. Los cortes se desarrollaron desde las 9 hasta las 18 y no fueron totales, en general. Hubo momentos en los que los ruralistas abrieron el paso ante la acumulación de rodados. Como vienen remarcando, priorizaron la circulación de ambulancias, casos de urgencias y hasta de servicios fúnebres, entre otros..
El titular del Sistema Provincial de Salud (Siprosa) acusó ayer desde la capital a la movilización cañera de entorpecer el tránsito de los vehículos de atención móvil y del personal. “En el sistema sanitario se renueva la guardia cada 24 horas y el trabajo de la gente cada seis y ocho horas, si es médico o enfermera, al igual que el suministro de oxígeno. Creemos que esta situación de piquetes es absolutamente insensible con la gente, que termina decidiendo por la vida o por la muerte de la gente al no permitir el traslado de las ambulancias”, dijo el funcionario a la radio LV12, quien añadió que el organismo analiza acciones judiciales en contra de la protesta. “Ni siquiera en otras formas de reclamos que viven sucediendo en el país hemos tenido la virulencia de este grupo de gente (por los agricultores autoconvocados)”, calificó Avellaneda.
En el acceso a la ciudad de Simoca, más tractores y carros bloqueaban el movimiento de vehículos, formando largas filas. “Pasan solamente ambulancias y enfermos. La gente entiende nuestra situación, a pesar de los cortes”, comentó Luis Barrojo. El productor compartía la sombra y el almuerzo con decenas y decenas de sus pares y con algunas familias que se trasladaban por la 157 y no pudieron pasar. Fue el caso de una familia de Córdoba que retornaba a Bell Ville tras disfrutar unos días en la Ramada de Arriba, quien tiene 12 hectáreas.
“No se puede sacar la caña porque el precio interno (la bolsa de 50 kilos se vende a alrededor de $ 180) no cubre siquiera el flete”, destacó el cañero. “Estamos deprimidos, tanto sacrificio y años de trabajo se vienen abajo. La AFIP y Rentas nos están presionando y los productores terminan vendiendo sus propiedades por nada para poder cancelar las deudas impositivas”, apuntó.
La actividad azucarera es la producción madre de Tucumán por su redistribución socioeconómica. Y esa condición quedó reflejada a lo largo de la 157. También por la ruta 38 y la intersección de la 325, además de la intersección de la 322. “El hambre nos sacó a la ruta. Nos quedan $ 30 por tonelada (de caña). Pero resulta que para renovar cultivo necesitamos $ 70. ¿No necesitamos comer también?. Conclusión: comeremos con los $ 30 (y no producirán en la próxima campaña). Que haya elecciones el domingo no nos interesa ya. Gobiernan para ellos y su entorno; no para el pueblo”, se quejó Néstor Vaquero, un longevo cañero.