Las montañas siempre han generado una pasión irresistible. Desde las primitivas tribus nómadas que migraban de territorio en territorio para sobrevivir al frío y el hambre pasando por los primeros navegantes del globo y terminando por los modernos escaladores dotados de toda la tecnología de nuestro tiempo, esos gigantes de piedra han desafiado toda la imaginación. Para los integrantes de la Asociación Argentina de Guías de Montaña, Tucumán es una provincia clave para asumir ese desafío. “Nuestra tierra tiene un largo camino recorrido en el andinismo nacional. Hubo clubes de montaña que marcaron una época, como La Asociación Tucumana de Andinismo, el Club Andino Tucumán y el Grupo de Montaña Tipillas”, recuerda Andrés Suárez, instructor acreditado. De hecho, agregó, la segunda expedición argentina al Himalaya, en 1955, estuvo integrada por los tucumanos Orlando Bravo y Jaime Femenias.

Todo un ejemplo de la rica historia que tiene el montañismo en la provincia. Tanto que hay cada vez más interesados en practicarlo. Por eso, el miércoles comenzará un curso destinado a todos aquellos que quieran incursionar en el mundo del montañismo e integrarse a un grupo para desarrollar la actividad de manera autónoma en nuestra provincia. Las clases se dictarán los miércoles en Heller 158, Yerba Buena, donde también se puede pedir información.

“Decidimos constituir la Asociación Argentina de Montaña con la inquietud de retomar el camino que nos marcaron nuestros mayores; de seguir apostando a los clubes de montaña como el lugar de encuentro, formación y recreación. En momentos donde la montaña tiende a mercantilizarse cada vez más somos una especie de ‘Luna de Avellaneda’ (como el club de aquella memorable película de Campanella) que busca brillar en el firmamento de nuestros cerros”, señala Suárez, quien es uno de los instructores del curso.

Según Suárez, el interés por la práctica del montañismo ha ido creciendo porque ha crecido también el número de gente que práctica deportes al aire libre. “El senderismo, por ejemplo, ha proliferado como una posibilidad al alcance de todos para poder hacer sus primeras incursiones en el terreno de montaña. En este sentido, la señalización de los senderos fue clave, aunque falta mucho por hacer. También han proliferado las empresas que ofrecen servicios de guía a distintos destinos”, comentó.

Sin embargo, el montañismo no es un simple deporte, pues deriva de una antigua actividad exploratoria del ser humano y como tal cuenta con una historia y tradiciones muy importantes que determinan una ética bien definida. Además, quienes lo practican lo consideran como un estilo de vida y una forma de experimentar e interpretar el mundo que los rodea.

A partir de los 5 años.- El montañismo se puede practicar desde temprana edad. Niños de 5 años pueden comenzar, siempre con el acompañamiento de adultos, recorriendo los senderos de la reserva de Horco Molle, por ejemplo. Con los niños es importante dejar de lado la exigencia y que aprendan a disfrutar el recorrido y los sonidos y colores de la naturaleza. Estas son experiencias que los atravesarán el resto de su vida, sigan practicando este deporte o no.

Cuidar siempre la salud.- Para comenzar a practicar montañismo hay que tener un muy buen estado de salud. Por eso se recomienda a los que quieren practicarlo que se hagan los controles médicos de rutina y una ergometría anual. El entrenamiento semanal permitirá disfrutar en mejores condiciones los recorridos y poder también plantearse metas más ambiciosas. Conviene combinar un entrenamiento aeróbico con algunas rutinas de fuerza, y los fines de semana nada mejor que hacer montaña.

Una geografía privilegiada.- Nuestra geografía nos brinda un terreno ideal para iniciarnos en el montañismo. Ascender el cerro San Javier por la senda “puerta del cielo” puede ser un buen comienzo para empezar a disfrutar esta práctica. Las cumbres Calchaquíes, con los 4.730 metros en su pico más alto, nos brindan un objetivo más ambicioso, que implica prepararnos para enfrentarnos a la altitud. Es también un paso previo para cualquier planificación de un ascenso a Los Nevados del Aconquija, donde se encuentran las cumbres más altas de nuestra provincia.

Mejor en invierno.- La mejor época para ascender suele ser la temporada de sequía, o sea otoño-invierno. En la primavera ya comienza a desmejorar, aunque puede haber buenos días aún. Desde ya que con una buena evaluación previa del estado del tiempo y de los riesgos que implica la lluvia pueden planificarse salidas durante todo el año. Las sendas de San Javier se pueden utilizar en todas las temporadas.