Si no lo puede hacer por sí solo, deberá esperar a que su rival de turno lo haga. Hablamos de goles, algo que Atlético no conoce desde hace más de dos partidos. La solución suena extraña pero no lo es tanto para un equipo como el de Juan Manuel Azconzábal, el que más goles en contra provocó a lo largo de la temporada: tres.

Apenas dos equipos de la categoría, Boca Unidos y el líder Patronato, festejaron dos goles a través de sus rivales, por lo que claramente el más beneficiado es Atlético:

“A las situaciones de gol las estamos creando así que tenemos que estar tranquilos”, razonó Luis Rodríguez, el máximo artillero “decano” en el torneo. Ni siquiera él puede con las redes contrarias en este pequeño maleficio.

Pocos imaginaban que un gran candidato a romperlo no es ningún jugador de ataque. Tampoco un volante creativo o un defensor central. Se trata de cualquiera de esos jugadores pero del equipo contrario.

Con tres goles en propia valla, Atlético es el que más se benefició de estos accidentes. El primero que anotaron en su nombre fue en Jujuy: Federico Haberkorn conectó un tiro de esquina recto y fuerte de “Pulguita”. El segundo fue obra y gracia de otro cabezazo viniendo de otro centro: Leandro González elevó la pelota y Luis Salmerón, de Ferro, ayudó a Atlético a estirar su peculiar estadística. El último fue en Campana, contra Villa Dálmine: Diego Grecco quiso despejar pero terminó metiendo la pelota en su arco y despejó el camino para que Atlético consiguiera su última victoria de visitante.

Si hacemos caso al “Pulguita”, esto permitiría relajarse, pero lo cierto es que más allá de generar, el punto sobre seis que sacó en los dos últimos partidos son indicadores de que algo está fallando en ofensiva. Ante Santamarina, el plantel intentará por sus propias armas y de lo contrario, estar dispuesto recibir la ayuda de sus rivales, siempre y cuando aparezca. A esta altura, aceptarían cualquiera de las dos opciones para volver a encontrarse con el gol.