El calendario electoral argentino 2015 muestra una sucesión de elecciones en tiempos y en niveles distintos: precandidaturas, elecciones PASO, candidaturas y elecciones provinciales y locales que culminarán en las esperadas presidenciales a realizarse en octubre próximo. Los políticos desarrollan sus actividades proselitistas y ajustan sus estrategias basados, en parte, en las acciones de los competidores. Este torbellino electoral también va configurando las preferencias de los votantes, constituyéndose en una carrera con final abierto. Quién será el próximo presidente y cómo será el Gobierno que llevará adelante es la pregunta que los ciudadanos tratan de dilucidar a medida que avanza el calendario.

En este proceso las acciones del actual gobierno nacional tienen grandes repercusiones en el escenario político. Un ejemplo de ello es la reciente decisión de la presidente Cristina Fernández de Kirchner de imponer como candidato a vicepresidente para acompañar a Daniel Scioli al actual Secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini. Esto anuló la pre candidatura, en el mismo espacio político, de Florencio Randazzo. A continuación aceleró el nombramiento de Gabriela Michetti como compañera de fórmula del candidato del PRO, Mauricio Macri. Ese nombre, inesperado para muchos observadores de la política, sepultó cualquier vestigio de expectativa que quedaba por la inclinación hacia un candidato extrapartidario en el PRO. Para confrontar con Zanini, Macri decidió recrear aquella exitosa fórmula con la que accedió por primera vez a la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A partir de esta nominación, los votantes saben que un futuro gobierno encabezado por Macri buscará diferenciarse de lo que hay ahora, aceptando los desafíos implícitos presentes en ese camino. En el oficialismo la designación de Zanini fue acompañada por la postulación de Máximo Kirchner como cabeza de lista de diputados nacionales por Santa Cruz. El ministro de Economía, Axel Kicillof, declaró que un futuro gobierno de su partido hará “más o menos lo mismo”, como hasta ahora. Se envió así una señal muy fuerte al electorado sobre la dirección que se espera tenga un gobierno encabezado por el gobernador de Buenos Aires.

Zanini en la vicepresidencia, Máximo y miembros de La Cámpora en Diputados y el nombramiento de nuevos fiscales dependientes directamente de la Procuradora General, Alejandra Gils Carbó, anuncian la construcción de un cerco para marcar un rumbo al gobernador. Todo ello debió haber sacudido también a Daniel Scioli, quien queda entonces como el candidato de una rígida continuidad. En la búsqueda frenética de un resultado electoral positivo, el actual gobierno está siguiendo un rumbo que desembocará en el estancamiento de la economía y la reparación recaerá lógicamente en el futuro ocupante de la Casa Rosada. Pero, ¿es eso lo que verdaderamente quiere el candidato oficialista? Según la respuesta, deberá construir o no un mecanismo para superar el cerco. De este modo las opciones que enfrenta el votante al evaluar el futuro presentan, al menos, dos caminos alternativos. Una opción de Macri que será distinta y más clara sobre sus futuras acciones, pero que como toda nueva política contiene incertidumbre. La otra opción se presenta como la continuidad que garantiza la prosperidad festiva del año electoral. Pero se le agregan conflictos internos a su lista de problemas por lo incierto de saber qué lugar querrá Daniel Scioli ante la historia. Por lo tanto, no importa lo que decida, los desafíos son también grandes.