ANKARA.- Turquía está construyendo un muro a lo largo de la frontera con Siria, al tiempo que refuerza la alambrada y excava más zanjas tras un ataque suicida con bomba perpetrado por el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) que esta semana mató a 32 estudiantes en una ciudad fronteriza. El aliado de la OTAN ha expresado desde hace tiempo su preocupación por la frontera con Siria, que en algunas partes linda con zonas controladas directamente por la organización terrorista ISIS. Un ataque suicida lanzado el lunes en Suruc, en el Sureste del país, aumentó los temores de que el conflicto que desangra el territorio sirio desde 2011 pueda tener consecuencias en el territorio turco.

Un muro modular de 150 kilómetros, que puede descomponerse por partes y volver a colocarse en otra parte, se instalará a lo largo de la zona más conflictiva de la frontera, mientras que en otras partes se reforzarán las cercas de alambre. Asimismo, se instalarán focos en un tramo de 118 kilómetros, al tiempo que se reformarán las carreteras para patrullar, un conjunto de obras que supondrían un costo de 230 millones de liras turcas ( U$S 76 millones de euros). Las fuerzas armadas también están cavando una zanja de 365 kilómetros de largo en la frontera y desplegaron cerca del 90 % de sus aviones no tripulados y de reconocimiento en las zonas limítrofes con Siria, aseguró el Ejército.

Las fuerzas armadas turcas ya han aumentado la seguridad en la frontera en las últimas semanas, después de que se intensificó el conflicto que enfrenta en Siria a combatientes kurdos, islamistas y el Ejército del régimen de Bashar Al Assad. Alrededor de la mitad de todos los vehículos armados que patrullan la frontera turca se concentra en la parte que limita con Siria, según fuentes militares.

Del mismo modo, la mitad de los 40.000 militares que custodian las fronteras de Turquía -incluidas las zonas limítrofes con Irak, Irán, Armenia, Georgia, Grecia y Bulgaria- está ahora en la frontera con Siria.

Estos movimientos serían una señal de que Turquía no sólo se ha convertido en un país de tránsito para que los yihadistas ingresen a la vecina Siria, sino que cuenta con un problema de extremismo interno. Según una investigación del periodista Idris Emen, muchos jóvenes de Adiyaman, en el Sur del país, se unieron a grupos extremistas en Siria. Y Aaron Stein, experto en Turquía del “think-tank” británico Royal United Services Institute, cree que el gobierno turco se ha concentrado demasiado en los combatientes extranjeros y muy poco en los ciudadanos de su país que quieren unirse al ISIS. En Siria, el gobierno apoya el objetivo de derrocar a Al Assad. Pero para lograrlo se acercó nuevamente a Arabia Saudí, después de que las relaciones estuvieran tensas durante años. En marzo, durante una visita a Riad, el presidente Recep Tayyip Erdogan habría acordado con el rey saudí Salman que brindaría un mayor apoyo a los rebeldes sirios.

La oposición también acusa al gobierno en Ankara de haber hecho demasiado poco para enfrentar al ISIS. El partido prokurdo HDP consideró que Erdogan tiene parte de la responsabilidad por el atentado en Suruc. El proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) echó más leña al fuego al asesinar a dos policías como “represalia” por el ataque de Suruc. Y ayer otro policía fue asesinado en Diyarbakir, en el Sureste del país. No se descarta que este incidente también sea obra del PKK. El proceso de paz entre el gobierno y los kurdos podría verse amenazado por estos hechos.

Un cuadro de situación crítico para un aliado clave de Estados Unidos y Occidente. (DPA)