“Una mirada de Patria Grande y Latinoamericana”, sintetizó Facundo Nanni, historiador e investigador de la Casa Histórica, tratando de explicar el concepto con el que desembarcó el equipo de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos para hacerse cargo de las remodelaciones.
“Responde si se quiere a un nuevo concepto de museo, donde el concepto y el hilo del relato importa más de lo que exhibís”, añadió Nanni. Conserva del anterior el trazado cronológico, pero esta vez arrancando desde las comunidades originarias (las revoluciones Andinas y de Tupac Amaru) y poniendo menos énfasis en el mundo colonial.
“Güemes y Artigas ocupan lugares destacados, algo que no pasaba antes. Tiene que ver con el rescate de la figuras de los caudillos”, añade.
Una visita por el museo llevó a la historiadora Gabriela Lupiañez a señalar que así como está ahora podría emplazarse en Mendoza, en Córdoba o en Jujuy y daría lo mismo. “Tal vez no sea una pregunta que se haga el turista, pero sí el tucumano: ‘¿qué sucedía en Tucumán en esos momentos?’”, reflexiona. Así como está presentada -añade- no se hace mención al esfuerzo que le significó a Tucumán recibir a toda esa gente. Según ella el relato da la sensación de “envasado”, porque se tiende a presentar algunas cuestiones en blanco o negro y se le quita tintes locales que le daban sentido a los acontecimientos. “Creo que debemos comenzar a pensar qué es lo que queremos celebrar los tucumanos para el Bicentenario”.
Lupiañez rescata los aciertos de esta restauración: la estética uniforme, algunos recursos son didácticos, un relato ordenado y el rescate de algunos agentes olvidados como los pueblos originarios y las mujeres. “Los recursos tecnológicos sirven para el publico en general y aggiornan el relato”, indica.
La pantalla táctil - aclara Nanni- que se presentó como una de las novedades no fue producto de la intervención de Buenos Aires, sino que fue realizado y concebido por los profesionales que trabajan en la Casa Histórica. También dos textos: el de las mujeres y el del contexto de la monarquía española.
Tanto Nanni como el resto de los historiadores consultados por LA GACETA reconocen la falta de participación que en esta nueva etapa tuvieron los investigadores tucumanos. También se dejaron de lado las refacciones que se venían haciendo con esfuerzo y presupuesto acotado.