La importancia de la citricultura, desde el punto de vista económico para el NOA es grande, y también cuando se lo lleva al plano social por la creación de empleos, opinó Hernán Salas (Eeaoc), coordinador del módulo “Producción sustentable de frutos cítricos”. “Quisimos mostrar nuevas oportunidades en la búsqueda de agregados de valor. Intercambiamos ideas sobre qué se está haciendo y cuál es la perspectiva en las tecnologías de utilización de efluentes para la generación de energía”, comentó.

Además, destacó la importancia de los aspectos requeridos en cuanto a “la gestión de la producción para tener una citricultura sustentable; el desarrollo de metodologías innovativas en la detección de residuos químicos y los desafíos ambientales para las exportaciones de cítricos”.

En este sentido, Hernán González Navarro, de Ledesma SAAI Argentina, disertó sobre “la gestión de la producción sustentable en citricultura”. “Hoy no sólo importa qué se produce y se vende, sino cómo se lo hace. Poder demostrar la forma en que se gestiona es casi tan importante como la gestión misma”, explicó. De este modo, señaló que “los requisitos regulatorios, los estándares privados y las certificaciones dejan de ser ventajas competitivas para convertirse en requisitos de compra”.

Por otro lado, afirmó que hay otros aspectos importantes, como la inocuidad del producto, la preservación del medioambiente, el cumplimiento de las leyes, el cuidado de la salud, la seguridad de los trabajadores y el comercio ético. “Sobre estos aspectos existen protocolos, normas y estándares privados, muchos certificables, que reflejan la falta de confianza en los requisitos regulatorios y en su fiscalización. El desafío actual es tender a la armonización de estas herramientas, propiciando sistemas de gestión, simples, eficaces y aceptados globalmente, que lleven tranquilidad al consumidor y que aseguren una producción sostenible en el tiempo”, analizó.

Las Buenas Prácticas Agrícolas aparecen como un medio idóneo para obtener resultados eficaces y sustentables, ante las herramientas de manejo tradicionales en la producción primaria. El protocolo GlobalGAP, estándar privado de cumplimiento voluntario certificable internacionalmente, es hoy el más aceptado para frutas y hortalizas, siendo la citricultura la actividad con mayor superficie certificada en la Argentina.