Entre 15 y 20 chicos acosados por las drogas podrán continuar su camino de recuperación en la nueva Fazenda de la Esperanza, que se abrirá en Tucumán. La comunidad, a cargo del Arzobispado de Tucumán, se inaugurará el 15 de agosto, Día de la Asunción de la Virgen, en dos flamantes casas que están en un predio cercano a El Cadillal, sobre la ruta 9. Ese día no se encontrará en la provincia el arzobispo, monseñor Alfredo Zecca, por lo que la misa y bendición de las instalaciones estarán a cargo del arzobispo emérito, cardenal Luis Héctor Villalba.

El anuncio fue realizado ayer por el vicario Episcopal de Solidaridad y Acción Social, monseñor José Melitón Chávez. El sacerdote lo informó tras la conferencia de prensa a la que convocó el arzobispo con motivo de la presentación de la carta titulada “Consuelen, consuelen a mi pueblo” (Is 40,1) dirigida a “nuestros hermanos tucumanos ante el drama de las adicciones y el narcotráfico”. Ayer, en uno de los salones del Seminario Mayor, la misiva recibió la rúbrica de unos 40 sacerdotes presentes en el acto.

La epístola

“Próximos a celebrar 200 años de nuestra independencia como pueblo, la situación social que vivimos nos desafía a hacernos cargo de la construcción de una libertad auténtica para cada persona. En el seno de una nación libre, cada día más ciudadanos son esclavos de diversas adicciones. Es conocida públicamente la gravedad del problema de la venta y el consumo de drogas, expuesta sin pudor en las calles, sobre todo de los barrios más pobres. Las estadísticas recientes reflejan que ha aumentado el 50% en los últimos cuatro años (UCA, Observatorio de la Deuda Social, 2015). No menos angustiante es la creciente adicción al alcohol y al juego, favorecida por la proliferación de negocios que aprovechan la situación para lucrar sin escrúpulos”, expresa la epístola. El domingo pasado LA GACETA publicó los párrafos más importantes de la carta.

“Falta decisión política”

El arzobispo destacó que “hace falta una decisión política” para poder derrotar a la droga. “No hablo solamente del nivel provincial, sino también a nivel nacional, y sobre todo de una fuerte decisión política de los distintos poderes del Estado, tanto ejecutivo como legislativo y judicial. La Iglesia puede ayudar en todo lo que sea prevención, encontrar lugares para contener a los jóvenes, como el deporte, los clubes de barrio, las actividades sanas para que los chicos encuentren lugares de sociabilización”. “En los barrios todo el mundo sabe dónde se vende droga, no es un misterio para nadie”, remarcó.

Monseñor Melitón Chávez destacó que hace dos años él personalmente denunció 35 puestos de venta en el barrio La Costanera, en las oficinas del Ministerio de Seguridad Ciudadana, “pero nunca me enteré de que hayan investigado; incluso, ahora puede haber más”, destacó el sacerdote. Monseñor Chávez lamentó el hecho de que muchos vecinos de esos barrios pobres tomen la venta de droga “como un medio de vida y también como un medio de muerte, ya que en muchos casos sus propios hijos han muerto a causa de la droga”, afirmó.