En 1948, el Instituto de Lengua y Literatura Española de la Facultad de Ciencias Culturales y Artes de la UNT (que funcionaba en el hoy Colegio Nacional) invitó al gran poeta español León Felipe a brindar una serie de conferencias en Tucumán. Su primera disertación fue el lunes 12 de abril, presentado por la profesora María Delia Paladini. Casi toda la charla tuvo un fuerte acento autobiográfico. En ella expresó el dolor por lo que había pasado en España (la guerra civil). “El silencio es cobardía. Y yo tengo un grito poético. No soy filósofo, soy poeta…”, afirmaba en tono vibrante.
El primer incidente
Al día siguiente habló sobre “El poeta prometeico”, su obra de 1942. Y el jueves 15, sobre “La canción del hombre”. Se refirió a tres poetas de América: Walt Whitman, Rubén Darío y Pablo Neruda. Al primero lo definió como “poeta del cayado y la mochila, poeta de los descamisados, no solamente de los descamisados sino del hombre desnudo que interroga sobre su origen y su destino…”.
En aquel momentos -según nuestro cronista- se apagaron las luces; despavorido, el público buscó las puertas laterales y estallaron dos petardos, uno cerca del piano y otro entre la gente. Al mismo tiempo, atronaron vítores a una agrupación de tendencia nacionalista, que algunos presentes replicaron en una encendida adhesión al conferencista.
Retornaron la luz y la concurrencia. León Felipe subió al estrado diciendo que él no había pronunciado palabra alguna contra el gobierno argentino y que “son un puñado de exaltados y de pobres de espíritu que quieren acallar la voz de los poetas”. Al final, don Felipe recibió una gran ovación.
Alboroto y detenciones
El viernes 16, en la Sociedad Sarmiento, habló sobre “El payaso de las bofetadas”. Y su última charla fue el lunes 19, en el mismo lugar, sobre “El poeta maldito”.
Al promediar la velada estalló una bomba de estruendo sobre calle Congreso y otras en los fondos del local. Al frente, la audiencia quiso agredir a un provocador, pero la Policía lo rescató y lo detuvo.
Numerosas personas vitoreaban al poeta, a la democracia y a la libertad de pensamiento; luego trataron de avanzar hacia la plaza Independencia, pero la fuerza pública les impidió el acceso y se registraron algunas corridas.
La presencia policial era numerosa porque el cuidador de la iglesia Catedral, al momento de las detonaciones, había denunciado que por los techos merodeaban sospechosos.
La conferencia siguió, con algunas interrupciones hostiles y, al final, cuando León Felipe se disponía abordar un automóvil, un sujeto le arrojó una bomba a sus pies -sin consecuencias-. Esto generó otro momento de extrema confusión. En total fueron detenidos cinco jóvenes pertenecientes a un movimiento nacionalista.
Despedida y un editorial
El martes 20, una gran cantidad de personas, entre poetas e intelectuales, visitaron a León Felipe para expresarle su adhesión, y al día siguiente el español regresó a Buenos Aires.
LA GACETA, en su editorial del jueves 22, señaló que “la opinión sana y democrática de Tucumán reaccionó en forma unánime contra dichos atentados terroristas, condenándolos con apasionada indignación”, y lamentó “la pasividad y la ineficacia de la policía para mantener el orden”. Don León Felipe falleció en México en 1968, a los 84 años, sin regresar a su España natal.