Con su matrimonio en crisis, José debe hacerse cargo del hogar y de su pequeña hija mientras un mundo desconocido -de homosexualidad, falsas religiones y muerte- va descolocando su vida pueblerina. Quién mejor que Iosi Havilio, un porteño filósofo de carrera, músico y cineasta, para sumergirse en ese mundo y narrarlo con forma de novela: “Pequeña flor”, editada por Random House.

El título hace referencia a “Petite fleur”, conocida melodía compuesta por Sidney Bechet, presente en el cine de Woody Allen. “Ese tema tiene que ver con las características del personaje, no es de un jazz sofisticado sino meloso, casi grasa”, define Havilio.

Las 122 páginas de “Pequeña flor” carecen de capítulos y de puntos aparte. No hay cortes, ni prólogo ni epílogo. Es un párrafo único y como tal se lee de un tirón, casi perdiendo el aliento. La experimentación es un sello distintivo en la literatura de Havilio (Buenos Aires, 1974) y surca sus novelas anteriores: “Opendoor”, “Estocolmo” y “Paraísos”.

“Este trabajo llegó en un momento de poner una pausa en lo que venía escribiendo. Me planteó un diálogo con dos tradiciones distintas que siento muy vivas: la experimentación y lo fantástico”, explica Havilio.

“Un día -recuerda- me dije: ‘vamos a ver qué pasa con esto’ y comencé a tirar del ovillo de este personaje pueblerino y a explorar preguntándome acerca del lugar de la imaginación, tanto en mi escritura como en la escritura actual. Así fue como despuntó este trabajo, con una pata en las lecturas formativas de mi adolescencia y con la otra en la música, que es mi formación primogénita”.

José, el protagonista de “Pequeña flor”, es a simple vista un tipo normal, pero por accidente una noche mata a su vecino, un amante de la buena vida, del vino, del jazz y de los hombres. José queda sumido en una espiral de pensamientos hasta que descubre que la muerte del vecino nunca sucedió; reflexionando sobre el supuesto milagro, descubre -experimentando con otros seres vivos- que tiene en sus manos el poder de la vida y la muerte.

A lo largo de la novela Havilio presenta dicotomías como vida-muerte, amor-desamor, amistad-rivalidad, fe-chantaje emocional. La fe, entonces, no queda de lado en este libro. Alejandro Jodorowsky -escritor, actor, artista, instructor del tarot, psicoterapeuta y sanador psicomágico- es el referente de la ‘secta’ con la que tiene que lidiar el protagonista para rescatar a su mujer.

La muerte, el tema principal de la novela, quizá se resuma en un extracto del texto “Help a él”, de Rodolfo Fogwill, que el autor rescató al inicio del libro: “tal vez, la gente no se muera nunca. Quizás al morir le llega el nombre de la muerte y mientras sigue rebotando la idea de la muerte contra el signo y la noción de la muerte, la vida continúa en suspenso”.

En el anaquel

- “Cuentos exactamente así” es un estupendo esfuerzo editorial de Nuevo Extremo, que recoge las fábulas que Rudyard Kipling le contaba a su hija en su lecho de enferma. El libro incluye imágenes de los grabados en madera de Kipling, uno de los autores de cabecera de Borges.
- Massimo Franco, escritor y periodista italiano, explora la batalla que el Papa está librando en Roma para reformar la Curia. “El Vaticano según Francisco” cuenta cómo son las fuerzas que Jorge Bergoglio enfrenta día a día, y cuáles son las armas que está empleando para lograr su objetivo.
- El mercado ilegal de antigüedades sirve de escenario para esta nueva aventura que propone la exitosa pluma de Norah Roberts. La protagonista de “El coleccionista” es Lila Emerson, escritora y cuidadora profesional de casas. Ella queda en el centro de un confuso episodio que incluye un asesinato y un suicidio. Lanzada a la investigación del caso se involucra con el apuesto hermano del presunto suicida. Una trama clásica de una especialista en intrigas y romances.

Tucumán le rinde tributo al Quijote

A 400 años de la publicación de la segunda parte del clásico de Miguel de Cervantes Saavedra, el Instituto de Literatura Española de la UNT publica “El Quijote en Tucumán-Volumen homenaje 1615-2015”. Son 17 los autores que abordan la figura de Alonso Quijano en esta obra compilada por Elena Pedicone de Parellada y editada por la Facultad de Filosofía y Letras. El libro está dedicado a la profesora Aída Frías de Zavaleta y reconoce, en palabras de la compiladora, “a la pluma cervantina, disparadora de mundos alternativos y consoladores”.