En lo que podría ser su papel más importante hasta ahora, el actor Leonardo DiCaprio, nominado al Oscar por “El Lobo de Wall Street”, está planeando sanar a una isla.
Conocido por su activismo ambiental, compró Cayo Sumba. Se trata de 42 hectáreas de tierras silvestres y despobladas frente a la costa de Belice. Ahora, DiCaprio se ha unido a Paul Scialla, el director ejecutivo de Delos, un desarrollador de la ciudad de Nueva York, para crear un centro turístico con conciencia ecológica ahí. Cuando abra, en 2018, “Cayo Sumba, una isla revitalizante” incluirá las comodidades de muchos centros turísticos de lujo: extensas villas, piscinas infinitas y asombrosas vistas.
Pero el término “revitalizante” se refiere a la isla misma y no sólo al impacto que pueda tener en los visitantes. Cayo Sumba ha sufrido por la pesca excesiva, una línea costera en erosión y la deforestación de sus manglares; los socios pretenden poner las cosas en orden.
Este sitio se encuentra a 45 minutos en barco del aeropuerto internacional Philip S.W. Goldson de la ciudad de Belice y a 15 minutos en barco desde San Pedro, la ciudad grande más cercana. La isla ha sido usada durante cientos de años, según Juan Rovalo, un biólogo que encabeza un equipo de científicos que estudian al cayo. Era un sitio popular entre los pescadores, quienes hacían escala en su camino hacia los mercados en México y cortaban los mangles; usaban la madera para prender fuego y ahumar su pesca. Además, dijo Rovalo, las palmeras de la isla fueron desenterradas y usadas para decorar los terrenos de hoteles en San Pedro.
Arrecifes
Las villas para los huéspedes serán construidas encima de una enorme plataforma que se extenderá sobre un arco que irá por encima de arrecifes artificiales y refugios pesqueros. En un vivero se cultivará pasto marino nativo para apoyar un área de conservación de manatíes, y se replantarán mangles. Un equipo de diseñadores, científicos, ingenieros y arquitectos paisajistas, algunos de los cuales pasaron más de 18 meses estudiando Cayo Sumba, monitoreará el impacto del centro turístico sobre el entorno.
“El foco de atención es hacer algo que cambie al mundo”, dijo DiCaprio. “No podía haber ido a Belice y construido en una isla y hecho algo así, si no fuera por la idea de que pudiera ser vanguardista en el movimiento ambiental”, agregó.
Un ávido buzo, el actor visitó Belice por primera vez en 2005 para nadar en su arrecife de coral. “Tan pronto como llegué ahí me enamoré”, dijo DiCaprio. “Belice es verdaderamente único. Tiene el segundo sistema de arrecife de coral más grande del mundo y posee alguna de la vida marina más biodiversa, como la población de manatíes y casi todas las especies de peces que uno pueda imaginar. Además, están los templos mayas y la cultura”, detalló.
Cayo Sumba le costó U$S 1,75 millón. Hizo la compra en sociedad con Jeff Gram, el dueño del Cayo Espanto Island Resort, un sitio vacacional de lujo en otra isla privada en Belice (allí, los precios para dos huéspedes oscilan entre U$S 1.695 y U$S 2.295 por noche, según su sitio web).
Socio
DiCaprio forma parte del consejo asesor del desarrollador inmobiliario de lujo Delos, junto con Deepak Chopra, el gurú del mejoramiento personal. El actor, que integra los consejos de varias organizaciones sin fines de lucro, incluido el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF, por su sigla en inglés), fue uno de los primeros inversionistas en la empresa.
“Nos estamos presionando unos a otros para probar los límites de lo que es posible”, dijo DiCaprio sobre su asociación con Scialla y el principal arquitecto y diseñador, Jason F. McLennan. “Con el inicio del cambio climático, hay enormes desafíos, así que queremos que la estructura no solo realce y mejore el ambiente, sino que sea un modelo para el futuro”.
Belice, que tiene apenas 341.000 habitantes, según el World Factbook de la CIA, es altamente dependiente del ecoturismo. El turismo asociado con el arrecife de coral y los manglares contribuyó con hasta U$S 196 millones a su economía nacional, aproximadamente 15 % de su producto interno bruto en 2007, según un estudio del Instituto de Recursos Mundiales.