La basura habla. Y los que más saben de esto son los arqueólogos urbanos. Quienes pueden reconstruir comportamientos y consumos de una sociedad en un período determinado a través de lo que eligen tirar.

“La basura es lo que la sociedad ha descartado, por mil motivos pero que decidió no conservar. Lo que guarda queda en casas, museos o colecciones; lo demás va a la basura”, define Daniel Schávelzon, arquitecto y arqueólogo, para quien la basura vale oro como registro.

“Es la vía para estudiar la enorme cantidad de objetos que no dejan recuerdos o no llegan hasta hoy, en especial de las épocas más antiguas. Ahí va lo que se rompe pero también lo que no queremos que nadie vea, lo que destruimos, desaparecemos de la vista, lo que consumimos, todas las evidencias de nuestra vida cotidiana”, agrega.

- ¿Es posible conocer a una sociedad por lo que elige descartar?

- Por supuesto, es la mejor forma de conocerla, porque una cosa es lo que se dice y otra es lo que se hace. La basura no miente.

- ¿Es posible realizar una estratificación entre centro urbano, zonas periféricas, etcétera?

- Si, y es lógico; el nivel de consumo tiene directa relación con el descarte, pero a veces las cosas dan vuelta y encontramos un plato fino que fue descartado en una zona y luego reusado. Pero el contexto en el que se encuentra nos dice si es de afuera de ese grupo social o no. La realidad social se reproduce en el tacho de la basura.

- ¿Se esconden mentiras en la basura?

- Sí, siempre; nadie te dice que come mal, pura grasa o chocolate o colesterol pero la basura te puede indicar exactamente qué comió, o su vida sexual, o mil actividades que seguramente muy pocos las dirían.

La Arqueología parte de un principio -señala Schávelzon- “una cosa es lo que la gente dice y otra lo que la gente hace”.