Carolina Severini insistió en que Roxana Teves, sus familiares y el carpintero Miguel Albarracín organizaron una asociación ilícita para secuestrar a su padre fallecido, Augusto Vito Severini, y robarle los bienes. En una carta dirigida a este diario, la denunciante se presentó como única heredera del patrimonio de más de $ 20 millones que dejó el difunto y como víctima de Teves, y negó que esta haya sido pareja y socia de su padre. Tanto la mujer denunciada como su hija, su hijo y su nuera, y el carpintero estuvieron detenidos por pedido del fiscal Guillermo Herrera, que manejó el expediente iniciado en virtud de la denuncia de Carolina Severini.
El caso penal en cuestión data de 2010 -Augusto Severini falleció el 24 de septiembre de 2009-, y fue expuesto por el Colegio de Abogados de la Capital en la denuncia que articuló contra Herrera (es fiscal de la X Nominación) y Alejandro Noguera, fiscal ante la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Instrucción. Dicha presentación está en manos del fiscal Diego López Ávila, y se acumuló a las que respectivamente formularon la Justicia Federal-Unidad de Información Financiera, y los letrados Alfredo Falú y Carlos Garmendia. Además de Herrera y Noguera, la investigación de López Ávila alcanza al juez Juan Francisco Pisa. En esa misma pesquisa, el testigo José Ricardo Falú incriminó al fiscal Arnoldo Suasnábar.
En la declaración en sede judicial, Francisco García Posse, presidente del Colegio, dijo que las actuaciones de Herrera respecto de Teves y de Albarracín, y de las causas “Jorrat”, “Valdez” y “Rigourd” reflejarían un patrón de conducta consistente en la tramitación de denuncias relativas a conflictos entre particulares de evidente naturaleza civil, no penal; la hiperactividad de la fiscalía orientada más a la adopción y al requerimiento de medidas que no tienen relación con la investigación en sí sino que resultan actuaciones de coerción sobre el denunciado o querellado, y el cese abrupto del interés del fiscal una vez que los particulares llegaban a un acuerdo patrimonial. Luego, en una entrevista con este diario publicada el 12 de abril pasado, Teves afirmó que, con la colaboración de la Justicia penal, había sido despojada de su dinero, de su libertad y dignidad. Además, expresó que mantuvo una relación sentimental de casi diez años con el difunto; que juntos habían contratado al carpintero con el objeto de que este fabricara muebles para los tres hoteles-alojamiento que explotaban, y que Albarracín tenía un crédito a su favor a la muerte de Augusto Severini.
Pero Carolina Severini sostuvo lo contrario: “nada de lo que dice Teves es verdad”. “Me sorprenden sus declaraciones, y la denuncia de una supuesta renuncia de derechos como concubina y socia de Augusto Severini, ya que quien realmente fue pareja de mi padre durante años es Elena Brizuela, que cobra una pensión como tal”, afirmó. Y añadió: “luego de la muerte de mi padre, debí enfrentar a unos personajes que habían tramado una defraudación y sustracciones para apoderarse de los bienes que me pertenecían como única heredera. Entre ellos está Teves, quien era, en realidad, una empleada de los hoteles de Severini, también su familia y un carpintero (Albarracín)”.
Proceso “arduo”
La denunciante manifestó que Teves y sus parientes, y Albarracín, sustrajeron todos los bienes que pudieron e hicieron demandas civiles pretendiendo derechos “con base en supuestos concubinatos o sociedades no sólo inexistentes sino imposibles en la realidad”.
La hija de Severini, que tanto en sede civil como en penal fue representada por los abogados Edmundo Jiménez (h) y Ana Lucía Jiménez, expresó que en los últimos años de vida su papá se encontraba indefenso frente a Teves: “ella abusó de su estado de salud e incapacidad. Tanto Teves como sus hijos lo tuvieron dopado; en ocasiones incluso encerrado para poder disponer libremente de los hoteles y el producto diario de estos, y amedrentaron a todos los que querían acercarse a él. A esta altura puede comprenderse el padecimiento y la lucha para obtener lo que nos pertenecía”.
La denunciante dijo que Teves venía de un hogar humilde en Famaillá: “vivía en una pieza alquilada junto a dos de sus hijos. Fue entonces cuando ella busca y le suplica trabajo a mi padre; a él le dio lástima su situación y me pidió que aunque sea la tomara en el hotel para tareas de limpieza. Y así fue como empezó a trabajar, siempre en calidad de empleada”. Carolina Severini manifestó que su versión está apoyada en el “arduo proceso penal” que enfrentó, “donde constan pruebas abundantes y contundentes practicadas con el control correspondiente de magistrados honestos (Herrera y la jueza fallecida Emma Lidia De Nucci) y de los abogados que asistían a los acusados” (respecto de Teves, primero Carlos Picón, y, luego, Alfredo Falú y René Goane -h-).
“En la causa hay 26 testimonios que describen la realidad de los hechos”, informó, y transcribió fragmentos de las declaraciones de Juan Domingo Bringa (mozo del hotel Garden); Bernardo Villafañe Severini (sobrino del difunto); Juan Francisco Falcón (asesor contable del difunto); Graciela Viviana Ollea Celiz (vecina de Teves); Nancy Maldonado (ex empleada de uno de los hoteles); Silvia Guadalupe Alba (recepcionista de uno de los hoteles) y de Lourdes Marrades (hija menor de Teves). Según la denunciante, Bringa declaró que Teves tenía encerrado al señor Severini; Villafañe Severini, que Teves se aprovechaba del señor Severini para enriquecerse y lo tenía “en una pieza con dos barras de hierro”; Falcón, que Teves era empleada del señor Severini, pero nunca quiso firmar recibos de sueldo porque estaba cobrando un plan; Ollea Celiz, que Teves le había dicho en varias oportunidades que iba a cuidar de Severini hasta la muerte con el único fin de ser la dueña de todo; Maldonado, que Teves tenía encerrado al señor Severini para que este no se enterara de lo que hacían ella y sus hijos, y Alba declaró que Teves manejaba las “planillas”; que si recibía cinco, rendía tres al señor Severini.
En la nota que dirigió a LA GACETA, la denunciante puso énfasis en el testimonio de Marrades, que en la causa penal a cargo de Herrera declaró contra su madre, Roxana Teves; dos de sus hermanos y una nuera. Según Carolina Severini, esa joven dijo: “quiero aclarar que estoy declarando porque no estoy de acuerdo en muchas cosas que pasaron en los hoteles de Augusto mientras él vivía; por más que me duela, estoy en condiciones de decir que mi madre realizó muchos actos de fraude en contra de él (...). Mi mamá, con el permiso de Carolina, tenía que sacar del hotel sus cosas personales y ella también sacó el dinero que había que por supuesto era de Augusto (...). Hay otras cosas como hidromasajes y sommiers que le dieron al señor Albarracín; después de que fallece Augusto, el carpintero estuvo en contacto con mi mamá y quedaron de acuerdo en iniciar un juicio contra Carolina y también arreglaron que Albarracín iba a iniciar un juicio contra mi mamá por el mismo tema, así todos creían que mi mamá era socia de Augusto”.
Carolina Severini expresó: “la Policía constató que mi padre vivía en una habitación sin salida, con puerta con cerraduras y una reja a modo de calabozo”. Y añadió que la fuerza policial allanó la casa de la nuera de Teves; un depósito de Albarracín y un domicilio denunciado por Lourdes Marrades: “todos ellos tuvieron resultados positivos y el fiscal secuestró numerosos bienes que eran indudablemente de propiedad de mi padre”. También dijo que los acusados no ofrecieron ni aportaron pruebas. “Ante esta abrumadora demostración de los hechos, en un momento de la causa, Teves solicita ampliar su declaración indagatoria en la Justicia acompañada por sus abogados defensores, dos prestigiosos letrados del fuero local (Falú y Goane), y en esa oportunidad reconoce lo errado de su conducta, y manifiesta que no poseía sociedad de hecho alguna con mi padre y, en consecuencia, que no tenía ningún derecho sobre su patrimonio: tengo entendido que la causa sigue en curso en la Fiscalía de Herrera”.
La retractación o rectificación mencionada tuvo lugar el 9 de diciembre de 2010, mientras Teves y sus familiares seguían privados de la libertad con el régimen de la prisión preventiva (fueron detenidos el 3 de noviembre). En paralelo y pese a la existencia de dos medidas cautelares a su favor, Teves desistió de las acciones judiciales que había entablado para disolver la sociedad de hecho, y cobrar el 50% de plazos fijos registrados a su nombre y a nombre de Augusto Severini, a la orden indistinta: en virtud de ello, Carolina Severini recibió la totalidad del patrimonio. El 17 de diciembre de 2010, Teves, su hijo, su hija y su nuera recuperaron la libertad por orden de la jueza De Nucci expedida con la conformidad del fiscal Herrera.