Hongos en los pies, granitos en la piel que se infectan y diarreas son los problemas más comunes de los niños que viven en las zonas que se inundaron. “Cuando recién ocurrió el desastre atendimos varios casos de niños y jóvenes con heridas cortantes en los pies, porque estaban descalzos y en las corridas se lastimaron con vidrios y ramas. Tuvimos un caso de una picadura de víbora que tuvimos que derivar al hospital de Concepción, y cuatro embarazadas, de las cuales una tuvo su bebé esa noche”, contaron las médicas Silvina Mazzuco, jefa del área programática Sur, y Elena Fernández, directora del área Operativa Graneros.
“La situación está controlada”, resumieron las médicas. Las personas con enfermedades crónicas que habían perdido su medicación durante la inundación fueron nuevamente medicadas y se les entregó los remedios.
“En este momento se está fumigando todo el pueblo de La Madrid y de Graneros”, dijeron.
“Los barrios Buenos Aires y El Alto fueron los más complicados. En total hubo 250 familias inundadas. Por ahora se está haciendo el relevamiento de todas las personas afectadas”, afirmaron.
Al ser consultadas sobre si hubo una alerta rápida por parte de la comuna hacia la población, la doctora Mazzuco contestó: “la alerta se dio por radio y casa por casa se fue avisando. Pero la gente no dimensionó la magnitud del evento. Hubo mucha resistencia en Graneros, no así en La Madrid, donde el pueblo rápidamente se autoevacuó”.
En la escuela Belisario López ayer quedaban varias mamás con sus hijos pequeños o discapacitados. “Nos dijeron que hasta que no se limpie bien la casa y se haga fumigar no podemos irnos. Hay demasiados mosquitos”, dijo una mamá con su bebé. Allí también se encontraba Raquel, sus tres hijos, uno de ellos, de un año y medio, con oxígeno.