Se acercan las fechas límites para la presentación de las declaraciones juradas y el Gobierno no ha dado aún indicios de cambios para el polémico Impuesto a las Ganancias. Ni en el mínimo no imponible y las deducciones, ni en los topes de los tramos de escala de base con el que se calcula la alícuota general para aplicar el ingreso imponible. Cada vez más contribuyentes quedan atrapados en la telaraña fiscal, ante la falta de adecuación de los parámetros, en un contexto inflacionario.

Desde 2001, cuando se derrumbó la Convertibilidad, las escalas de Ganancias se retrasaron frente al avance del tipo de cambio y de la inflación. Esto ha erosionado la base de cálculo del impuesto (el más justo de todos, según los expertos), hasta convertirse hoy en un impuesto que grava proporcionalmente a los sectores medios (asalariados y especialmente autónomos) con menor capacidad contributiva, indica a DINERO Carlos Ernesto Yatzkaier, experto del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas de Tucumán.

En los últimos 13 años, el mínimo no imponible se reajustó en un 287%, pero los precios al consumidor (según el empalme de las series) subieron en torno al 550%; la cotización oficial del dólar lo hizo en un 845% y hasta el salario mínimo se incrementó en más del 2.200%, indica el tributarista. Frente a esa realidad, según Yatzkaier, Ganancias se ha ido convirtiendo en un impuesto al consumo. El especialista toma tres casos para explicar cómo incide la falta de actualización de las escalas del contribuyente alcanzado, con un sueldo promedio de $ 25.000 mensuales, es decir, $ 300.000 al año. Además, no se toma en cuenta cargas familiares y el mínimo no imponible es de $ 15.552:

• El caso de un individuo que posee sólo rentas de un alquiler que, una vez practicadas las deducciones legales ($ 15.552 o $ 1.296 mensuales), el importe neto sujeto a impuesto será de $ 284.448, con lo que el fisco determina que debe tributar anualmente $ 86.056,80.

• El segundo caso es el de un profesional universitario (sin carga familiar) al que le practican deducciones por $ 31.104, o $ 2.592 mensuales, con lo cual la base sujeta a impuestos es de $ 268.896. Con todo esto, el impuesto anual determinado será de $ 80.613,60.

• El último caso es el de un empleado en relación de dependencia al que le deducen $ 90.201,60 (aquí gravita el adicional de 3° y 4° categoría) o $ 7.516,80, con lo que el ingreso neto sujeto al impuesto será de $ 209.798,40. Así las cosas, el impuesto anual determinado será de $ 59.929,44. “El excedente de $ 1.296.00; $ 2.592,00 o 7.516,80 hasta los $ 15.000 indica que se paga un impuesto al monto consumido y la diferencia sobre los $ 15.000, hasta el total neto de los ingresos, representa un tributo a la capitalización o al ahorro”, indica Yatzkaier.

Citando al experto Wihelm Gerloff, el profesional tucumano sostiene que “la capacidad contributiva comienza recién cuando aquella excede lo imprescindible para vivir”. Además, a criterio de Gerloff, advierte que “la renta mínima corresponde no sólo a las necesidades para la existencia física, sino también a las necesidades culturales”.

DATOS DE LA AFIP

GANANCIAS IMPULSÓ LA RECAUDACIÓN DE MARZO

La recaudación tributaria de marzo, que registró la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), alcanzó los $ 105.400 millones, lo que representó un 34% más que en igual mes de 2014. El motor de este incremento fue el Impuesto a las Ganancias que, en el primer bimestre de 2015 creció el 40% interanual. El titular del organismo, Ricardo Echegaray, definió lo recaudado por Ganancias como “una buena performance”. Por su parte, el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, afirmó que los resultados obtenidos por el tributo fueron consecuencia del “sostenimiento del empleo y de la mejora en los salarios”. El otro motor que impulsó los ingresos fiscales fue el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que aportó $ 34.000 millones al Estado, es decir un 33% más que en marzo del año pasado.