“La vitrificación es una técnica relativamente nueva y aprobada por organismos internacionales. El procedimiento consiste en un enfriamiento muy rápido de óvulos. Tiene altas tasas de efectividad y lo bueno es que si se preservan bien los ovocitos no hay fecha de vencimiento para usarlos años después”, detalla el experto en fertilización asistida Carlos Eduardo Murga. “Desde hace unos años, esta técnica es muy solicitada en Tucumán por mujeres que pasan los 35 años, preocupadas por su maternidad futura”, resaltó.
Las consultas -sospecha- irán en aumento porque las tucumanas retrasan cada vez más la edad para convertirse en madre. Por eso sería ideal que los ginecólogos les hablaran a sus pacientes sobre los riesgos de dejar pasar el tiempo para que las mujeres que quieran y deseen desafiar su reloj biológico accedan cuanto antes a esta técnica.
“A medida que la mujer va creciendo ocurren dos cosas: va disminuyendo la reserva ovárica (cada mujer nace con un número determinado de óvulos y los va gastando hasta que se queda sin nada) y va empeorando la calidad de los óvulos. Conservar los óvulos después de determinada edad es algo muy arriesgado”, señaló. Según se estima, si se realiza una vitrificación antes de los 35 años, hay más de un 50% de probabilidades de lograr luego un embarazo.