Hace ya tiempo que dejó de ser una sensación, posiblemente nunca lo fue, por lo menos para quien ha sido víctima de un asalto o de varios. La inseguridad es uno de los temas diarios de conversación, queja, bronca e impotencia de los tucumanos. Los delincuentes se han convertido en un flagelo social. Nada parece detenerlos: rejas, puertas blindadas, cerraduras múltiples, alarmas. Los motoarrebatadores recorren las calles buscando sus víctimas, generalmente adolescentes, jóvenes, mujeres, ancianos. Su osadía es tal que ni siquiera la policía parece amedrentarlos. Barrio Sur se ha convertido desde hace tiempo en uno de sus predilectos.

El miércoles, una joven mujer interrumpió el tránsito con su vehículo en 25 de Mayo y San Martín, frente a la Casa de Gobierno, para expresar su indignación. El jueves pasado, sus hijos de 10 y 11 años que estaban sentados en la vereda de calle Rondeau al 1.200, fueron abordados por dos ladrones y a punta cuchillo les quitaron un celular. Llorando ingresaron a su casa. La vecina realizó la denuncia en la comisaría 2ª. Este miércoles, la señora estacionó su vehículo a la mañana en La Madrid al 1.200, donde trabaja. La alarma le advirtió del robo. Le habían roto el vidrio de una de las ventanas y le sustrajeron la cartera, donde tenía la denuncia policial del asalto a sus hijos. “Me temblaba todo el cuerpo. Entré a ver nuestras cámaras, pero me di con que el disco estaba lleno y no había grabación. En ese momento salí y pensé: ‘me voy a la plaza’. No tenía ganas de llorar, tenía bronca. Eso es lo que tengo ahora, bronca”, dijo.

Por la noche, se produjo en la esquina de Lavalle y Moreno, un nuevo encuentro entre vecinos de Barrio Sur y autoridades policiales para plantear quejas por la inseguridad. A pocos metros de allí, el domingo, un delincuente les disparó a sus víctimas para huir de un violento intento de robo. “Barrio Sur es una zona liberada... Cuando salís a trabajar o llegás tarde por la noche no hay presencia de la policía”, afirmó una vecina. El Viernes Santo, en una casa de Moreno al 200, robaron más de $2 millones.

Hace una semana, fueron asaltadas dos mujeres que se hallaban conversando en la puerta de un negocio, en Bolívar 870. Una de las víctimas contó que fueron a hacer la denuncia a la comisaría 2ª, donde tuvieron que esperar que terminara el partido de la selección argentina para que las atendieran. De allí, las mandaron a la Brigada para que el médico constatara las lesiones sufridas. Allí, les dijeron que no había nadie que hiciera la revisión médica, por lo que les pidieron que volvieran al día siguiente.

En 2011, los vecinos de Barrio Sur comenzaron a denunciar la inseguridad que, lejos de cesar, siguió incrementándose. Desde hace más de un lustro, la Policía tiene más agentes, patrulleros, motos, se implementó el Sistema de Emergencias 911. Pero la realidad muestra que, en algunos casos, es más importante para la policía ver un partido de fútbol que ocuparse de combatir el delito y atender inmediatamente a los ciudadanos que han sufrido un atraco.

En casi un lustro de denuncias, las autoridades no les han dado respuestas efectivas a los vecinos de Barrio Sur. ¿Qué hará falta para que el Gobierno provincial se anime a hacer de la seguridad una política de Estado, y trabaje en la prevención del delito? Con desidia y burocracia, sin ideas ni imaginación, es difícil combatir la inseguridad. Tal vez los tucumanos tengamos más suerte con la próxima gestión.