¡Felices Pascuas de Resurrección!
Celebramos hoy la cumbre del misterio de nuestra Salvación y que cada uno de los 52 domingos del año conmemoramos también. La verdad nuclear del Cristianismo. El triunfo de Cristo sobre la muerte y el comienzo de una Vida Nueva para Jesús y para nosotros. Por eso la Iglesia rompe a cantar en la Vigilia Pascual: “Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo...Goce también la tierra inundada de tanta claridad y que, radiante con el fulgor del Rey Eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero”. (Pregón Pascual). Nuestra alegría es grande porque entendemos que, incorporándonos a esa “Vida Nueva” que nos llega por los Sacramentos, resucitaremos también con Jesucristo.
La Resurrección de Jesús es no sólo un hecho histórico sino un acontecimiento absolutamente único. Un suceso que los discípulos del Señor comprendieron que estaba llamado a cambiar la vida humana. La Resurrección de Cristo es la prueba más clara de que El es la Vida, una vida que se reveló más fuerte que la muerte. Ella nos recuerda que el amor siempre puede más que el odio; la verdad que la mentira; la entrega y el servicio desinteresado a los demás sobreviven a todos los egoísmos; que el bien y la buena conciencia triunfan al final sobre los que extorsionan a los demás. La Pascua implica “un paso”, es decir pasar de la muerte a la vida, del mal al bien, del pecado a la Gracia, de la mentira a la verdad. Es la exigencia de una transformación de lo interior de nosotros al cambio mismo de la realidad en la que vivimos. Es la exigencia de de dar el “paso” a una nueva vida individual y social. La Pascua es el llamado a un cambio en Argentina, en Tucumán. No podemos seguir igual ni tampoco con los mismos, el cambio hacia lo mejor es necesario y sustancial. La dinámica de la Pascua nos lleva a buscar nuevas formas creativas de dar vida a las instituciones donde trabajamos, del vecindario donde vivimos, de la amistad social que tenemos, etc.
Para los tucumanos esta Pascua de Resurrección debe orientarnos a dos ejes sobre los que estamos llamados a trabajar: el Bicentenario de la Independencia y el Congreso Eucarístico Nacional. Son dos acontecimientos que tenemos que vivirlos plenamente: Cristo que por su resurrección vive en la Eucaristía se hace presente en la historia de cada pueblo y Nación; Cristo resucitado nos pide que hagamos resucitar esta provincia desde la Fe que tenemos, desde el compromiso que exige la Pascua misma. Bicentenario de la Patria y Congreso Eucarístico son las dos alas con las que debemos elevar el espíritu de nuestro Tucumán, son las dos oportunidades históricas para potenciar la importancia que hemos tenido en la historia de esta Nación.
Que al comenzar este tiempo Pascual volvamos a nuestra vida laboral, social y educativa con el nuevo impulso de recrear con vida lo que somos por la fe en el Señor que resucitó y vive para siempre.