Dolores Albornoz - Escencial Consultores

Las últimas encuestas conocidas respecto de la inclusión de la mujer en el ámbito laboral no han sido para nada alentadoras. Los datos reflejan una condición que se repite en el mundo. Si bien es cierto que la presencia de la mujer ha ganado terreno en las empresas, también es un hecho que este fenómeno parece haberse detenido y aquellas que han llegado a ocupar posiciones de relevancia son las que hoy se debaten entre su propia carrera profesional y su vida personal.

El proceso de “empoderar” a la mujer no debe ser considerado como una transformación que se inicie en el afuera de cada mujer, muy por el contrario: esta es una cuestión interior, una forma de mirarnos a nosotras mismas, que con el tiempo y la constancia puestos en nuestro trabajo se transformará en un modelo social y una mirada cultural.

Uno de los grandes problemas que enfrentamos las mujeres es la falta de referentes, y esto no significa que no existan en el mundo mujeres que sirvan de modelo de liderazgo, pasión y visión comprometida; esto significa que nosotras mismas nos inclinamos por seguir modelos masculinos, ya sea el jefe que en su momento fue mi mentor y se convirtió en aquello que quise ser o una figura a la que le hemos dado autoridad para moldear nuestras acciones al imitarlo.

El concepto de Liderazgo y de Dirección de equipos con el que estamos familiarizados se ha construido en relación a características asociadas al varón, tales como, cumplimiento de objetivos, logro de metas, jerarquía, organizaciones piramidales, existencia de reglas del juego claras y establecidas.

Sin embargo, hoy en día las empresas se enfrentan a un mundo altamente interconectado e impredecible, y el estilo de liderazgo femenino encuentra su momento ideal para responder a las nuevos requisitos que se exigen a los líderes actuales.

La mirada holística del mundo, la capacidad multitarea, la empatía y como resultado la habilidad creadora de visión compartida de las mujeres son las cualidades que se esperan de un líder y de un generador de compromiso.

Si bien las encuestas están reflejando una realidad estancada del avance femenino en las organizaciones, también es cierto que solo depende de las mujeres tomar el lugar que las empresas necesitan cubrir. ¿Cómo hacerlo? Dejando de lado los conceptos tradicionales de conducción y liderazgo y definiendo una propia manera de hacer negocios y de liderar.