La campaña electoral es un terreno fértil para las promesas urgentes. Sin embargo, en ocasiones, las posibilidades de concretarlas en el corto plazo no parecen tan cercanas. Esta semana, el precandidato del PRO, Mauricio Macri, prometió que, si gana las elecciones de octubre, eliminará el cepo cambiario en diciembre. Sus rivales políticos (Daniel Scioli, Sergio Massa y Florencio Randazzo) desestimaron su propuesta, en un debate que se extendió por los medios de comunicación. Expertos consultados por DINERO señalaron que la promesa económica del jefe de Gobierno porteño responde a una estrategia para provocar la reacción de sus oponentes y para introducir en la agenda pública un asunto que preocupa a un sector fuerte del electorado, como la clase media alta y el empresariado.

La economista Ana María Cerro, directora del Instituto de Investigaciones Económicas (Inveco) de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), consideró que el objetivo de Macri fue mostrar que tiene un plan de gobierno. No obstante, aclaró que para eliminar las restricciones del mercado cambiario es necesario aplicar un conjunto de medidas complementarias. “El cepo podría dejarse sin efecto si la Argentina elimina los factores por los cuales las personas deciden desprenderse de pesos para adquirir moneda extranjera: déficit, inflación e incertidumbre. “Se deben tomar medidas relacionadas con la política fiscal, tanto de control de los gastos del gobierno, en su cantidad y en su calidad, como de los impuestos, diseñando un nuevo esquema impositivo”, argumentó.

Por su parte, el economista y docente de la carrera de Ciencias Económicas de la UNT, Osvaldo Meloni, señaló que Macri introdujo el problema del cepo cambiario para llamar la atención de un segmento de electores. “El anuncio se hizo luego de la convención radical, que significó un espaldarazo a la estrategia Carrió-Macri–Saénz. Pero el apoyo de los dirigentes no implica necesariamente un apoyo del electorado que esos dirigentes dicen representar. Macri tiene que ganarse ese electorado que simpatiza con la UCR y que, mayoritariamente, es de ingresos medios y altos, y que sufre, no sólo el cepo cambiario sino una enorme cantidad de intervenciones estatales”, remarcó.

Además, Meloni indicó que para ganar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y las elecciones presidenciales se necesita una enorme cantidad de recursos. “Los empresarios están dispuestos a aportar parte de ellos si el candidato tiene chances de ganar y si hace anuncios que favorezcan el buen clima de negocios. La eliminación del cepo agrada a un gran sector empresario que, en la última década, sufrió las innumerables restricciones para realizar todo tipo de transacciones, no solamente financieras sino también económicas, como las derivadas de los cupos de importación”, insistió.

Por su parte, Cerro insistió en las condiciones necesarias para eliminar las restricciones cambiarias. “El ajuste para cerrar el déficit puede ser suave (y no traumático) si se tiene la posibilidad de financiar parte del ajuste con capitales extranjeros, es decir, si se vuelve al mercado internacional de créditos lo cual, seguramente, llevará un tiempo”, subrayó la economista.

Sobre las estrategias para abrir el cepo, Meloni añadió que la discusión se enmarca en un debate sobre Shock o Gradualismo. “Para minimizar los efectos perniciosos de una eliminación inmediata del cepo (shock) es fundamental que forme parte de un plan económico integral. Dicho plan debe ser creíble técnicamente y debe contar con el apoyo de una amplia coalición. Para determinar las probabilidades de éxito una estrategia de shock, habrá que estudiar el plan de estabilización, sobre todo lo relacionado con las medidas para controlar la inflación y para atraer capitales. Para luchar contra la inflación es muy importante saber las medidas que se tomaran para contener el gasto público. El actual gobierno deja una situación fiscal muy comprometida”, analizó.

Por último, Cerro agregó que la próxima administración tendrá una tarea difícil, ya que deberá reencausar la economía, ajustando el gasto de gobierno, modificando impuestos y, solucionando la crisis energética. “Todo ello llevará tiempo. Lo importante es no desaprovechar el ‘período de gracia’ que la sociedad otorga a los nuevos gobernantes, posponiendo las modificaciones necesarias para insertar al país en una trayectoria sostenible de crecimiento”, concluyó.