-¿Cuáles son los objetivos de 14ymedio, su diario digital?
-Queremos hacer de esto un proyecto empresarial que se autosustente. Estamos apuntando a una publicidad enfocada en el sector del emprendimiento cubano, reflejando a los pequeños negocios que están abriendo, los pequeños espacios culturales. Queremos también avanzar con una suscripción amigable a la que puedan acceder personas de distintos países. Pero tratamos de aprender de la experiencia de otros medios. El periodismo está en crisis en muchas partes del mundo. Hacer un periodismo serio, responsable y que ayude a democratizar, sin que sea subvencionado desde el Estado -como es Granma en Cuba- es un desafío en cualquier país.
-¿Qué expectativas hay en Cuba con el reinicio de relaciones con Estados Unidos?
-En la población hay bastante expectativa. No hay que olvidar que durante décadas la propaganda oficial ha representado a Estados Unidos como el “lobo” de los cuentos infantiles. Ahora toda esa arquitectura discursiva, beligerante, se derrumbó. Como decimos en buen cubano, eso” le dio agua al dominó”, movió las fichas para que se establezca un nuevo escenario. La gente, agotada del desabastecimiento que les hace preguntarse cada mañana qué va a comer ese día, ansía un respiro. El incremento del turismo, la flexibilización de las remesas, las oportunidades de negocios generarán un alivio material. Pero hay un sector crítico disidente que busca también un alivio que va más allá de lo material, que pretende un alivio en materia de libertades. Hay un sentimiento compartido de que nuestros problemas no se arreglarán dentro de la Casa Blanca sino dentro de Cuba. Lo bueno es que la Casa Blanca ya no funciona como excusa del gobierno cubano para no hablar con su pueblo.
-¿Cómo se vive el ejercicio del periodismo en Cuba?
-La peor parte le tocó al movimiento de periodistas independientes en los años 80 y 90. Esos fueron momentos mucho más duros. En la Primavera Negra de 2003 fueron a la cárcel 95 opositores, muchos de los cuales eran periodistas independientes. A mí me tocó una etapa en la que, gracias a la tecnología, a la visibilidad que me dio mi blog y Twitter, tuve más protección. No obstante viví una ruta del dolor que implica restricciones, vigilancia constante. Vivir con micrófonos ocultos, con teléfonos intervenidos, sabiendo que no tienes ningún espacio íntimo. Y, por otro lado, con los efectos de la estigmatización a través de un aparato de propaganda dedicado a destruir tu imagen. Pero me quedo con lo lindo. Escribir, opinar, fundar un medio y, sobre todo, constatar que toda una maquinaria periodística oficial, con muchísimo poder y recursos, puede ser puesta en jaque por una bloguera que se sienta frente al teclado de su computadora.
-¿Cuál es tu equipo?
-Somos once personas. Solamente dos son graduados en periodismo. Todos los demás no somos periodistas de carrera sino “periodistas a la carrera”. Lo que tienen en común es que se atreven a hacer periodismo no oficial, buscan superarse y se comprometen a quedarse en Cuba. Creo que tengo el mejor equipo del mundo.
-¿Qué hacen para mejorar su capacidad de llegar a los cubanos y a los lectores fuera de Cuba?
-Buscamos superarnos pero adecuándonos a las circunstancias cubanas. La situación de Cuba es tan específica que es difícil adoptar modelos externos a lo que ocurre en la isla. Tratamos de aprender mientras hacemos periodismo. Intentamos no plantearnos el periodismo como un campo de batalla o una trinchera desde la que decimos siempre lo contrario a lo que dicen los medios oficiales. No queremos hacer un “anti Granma” porque Granma no es un periódico sino un panfleto con propaganda partidista. Entonces no tiene ningún sentido concebirlo como antípoda de lo que hacemos. Queremos hacer un periodismo que ayude a los cubanos y que ayude, con responsabilidad, a su democracia.
-¿Les cuesta llegar a los cubanos?
-Es complicado porque estamos censurados. El portal está bloqueado desde el primer día. Pero los cubanos somos muy hábiles para eludir la censura. Y por otro lado no hay nada más atractivo que lo prohibido por lo que la población tiene curiosidad por saber lo que decimos. Uno de los grandes artilugios que los cubanos usamos para saltar la censura es la memoria Flash. Por eso digo, en parte en broma y en parte en serio, que el día que Cuba cambie habrá que levantarle un monumento a la memoria Flash porque nos ha permitido tener noticias del mundo y de nosotros mismos, nos ha hecho informativamente un poco más libres.
(c) LA GACETA
PERFIL
Yoani Sánchez nació en La Habana, en 1975. Es periodista y filóloga. Su blog Generación Y fue, con 14 millones de visitas mensuales, el blog cubano más visitado. Obtuvo, entre otras distinciones, los premios Moors Cabot de la Universidad de Columbia y el Ortega y Gasset del diario El País. Generación Y fue elegido entre los 25 mejores blogs del mundo por la revista Time y la cadena CNN. Colabora con The Washington Post, The Miami Herald y The Huffington Post, entre otros medios. En mayo del año pasado lanzó su diario digital 14ymedio.