La purpurina está en la mira. Un proyecto de ley busca prohibirla en todas las escuelas y restringir su venta sólo a los mayores de 18 años. Esto ocurre mientras Ian Coronel, el niño de tres años que se intoxicó con este producto, evoluciona lentamente.

El legislador alperovichista Guillermo Gassenbauer presentó ayer un proyecto de ley que busca limitar la comercialización de la purpurina. Para ello, propone que se prohiba su uso en todos los establecimientos educativos de la provincia (públicos o privados). Además, que no se la venda a menores de 18 años. Si la propuesta llega a ser aprobada, los comercios deberán exhibir en un lugar visible un cartel que especifique su peligrosidad y los riesgos que conlleva su manipulación. El proyecto también recomienda a los comerciantes que le peguen a los frascos una etiqueta que diga “Tóxico” o “Peligroso para la salud”. Por último, invita al Ministerio de Salud a realizar una campaña de prevención para informar sobre los riesgos que representa este elemento.

Si la iniciativa llega a ser aprobada por las comisiones que deben analizarla, puede llegar a ser tratada en la próxima sesión de la Legislatura, para la cual aún no hay fecha. Mendoza y Santiago del Estero aprobaron normas similares el año pasado.

Despierto
Mientras tanto, Ian, el pequeño que inhaló accidentalmente purpurina y está internado en terapia intensiva del Hospital de Niños, seguía respirando sin ayuda mecánica al cierre de esta edición. “Está despiertito”, contó su mamá, Natalia Quiroga, mientras esperaba el horario de la próxima visita. “Sigue estable; tenemos que seguir esperando, pero estamos contentos”, añadió y, de pronto, cambió el tono de su voz: “lo que nos indigna es habernos enterado de que siguen utilizando a nuestro hijo para lucrar y hacer política”, se quejó la mujer.

Natalia ya había denunciado que falsos recaudadores habían abierto una cuenta de banco y pedían colaboraciones. “Ahora nos dijeron que andan por las calles engañando a la gente, diciendo que la ayuda es para Ian. Lo digo de nuevo: el hospital se hace cargo de todo lo que él precisa. Nosotros no necesitamos nada”, advirtió.

“Me da mucha bronca esto; engañan a la gente más pobre y lucran con ello -se quejó-. El único motivo por el que hice pública la historia de mi hijo es simple: no quiero que nadie tenga que vivir lo que estamos pasando. No quiero que haya otro Ian”.