CALIFORNIA, Estados Unidos.- Dice la creencia popular que cuando una persona se enamora, comienza a cambiar su comportamiento. Esto se presta muchas veces para bromas y burlas al “enamorado”, pero ahora, además, tiene sustento científico.
Al parecer, el amor nos cambia, y nos cambia de verdad. Según publican en la revista Frontiers in Human Neuroscience, la persona enamorada tiene una mayor conectividad entre las regiones del cerebro asociadas con la recompensa, la motivación, la regulación de la emoción y la cognición social.
Hongwen Song, de la Southwest University en Chongquing, China, asegura que “el estudio proporciona la primera evidencia empírica de alteraciones relacionadas con el amor en la arquitectura funcional del cerebro”.
Para llegar a esta conclusión, el equipo utilizó técnicas de neuroimagen, en concreto imágenes de resonancia magnética funcional para examinar las diferencias en los patrones de conectividad cerebral en cien estudiantes universitarios. Los voluntarios se dividieron en tres grupos: los que estaban enamorados, los que habían dejado de estarlo y los solteros.
Los investigadores encontraron en el grupo de los enamorados un aumento de la actividad cerebral en reposo en una zona llamada cortex del cíngulo anterior del hemisferio izquierdo, lo que sugiere que este área del cerebro está muy relacionada con el estado de enamoramiento.