¡Y pensar que no les creíamos cuando nos decían que por más que apagaran la luz del velador, no podían dormirse temprano! Por la mañana les ocurre lo contrario. Les cuesta horrores despegarse de la cama. Abrir los ojos cuando suena el despertador, a las 6 de la mañana, para ir al colegio. Sí, de ellos se trata: de los adolescentes. Incorregibles noctámbulos y dormilones matutinos. La buena noticia es que ganaron la batalla contra el sueño en varios países, como Suecia, Canadá, Estados Unidos y muchos otros, que decidieron comenzar las clases en el nivel secundario una o dos horas más tarde que el clásico horario de las 7 de la mañana para tener alumnos más despabilados y atentos.

La decisión no fue azarosa ni populista. Simplemente, las autoridades educativas de los países que cambiaron el horario matutino de ingreso a la escuela tuvieron en cuenta las evidencias puramente biológicas que presentan los últimos estudios sobre neurociencia y la psicología cognitiva. Se trata de seguir el natural funcionamiento del ritmo circadiano (el reloj biológico) de los adolescentes.

La psicóloga tucumana Graciela Tonello, que realizó su tesis doctoral en Suecia sobre psicología ambiental y cómo afecta la luz en el ánimo de las personas, explica que en los adolescentes la hormona inductora del sueño, la melatonina, funciona de manera diferente en los niños que en los adolescentes y adultos. Señala que la mayor secreción de melatonina se da en edad pediátrica, pero en la pubertad hay una disminución drástica de la producción de la melatonina, por cuestiones hormonales, por eso los adolescentes tienen tanta vida nocturna, aguantan tanto durante la noche y después duermen todo el día. La disminución de la melatonina es un indicador puberal. En los ancianos es menor todavía, porque se va calcificando la glándula pineal, que es la principal secretora de melatonina.

“La melatonina es la hormona que le dice al cuerpo si es de día o de noche. Su secreción es bloqueada por la luz ambiental que penetra por los ojos. Segregamos más melatonina durante la noche y menos durante el día; más en el invierno y menos en verano. La secreción dura lo que dura la noche, por eso su patrón es influenciado por la estación del año y por la latitud”, explica.

En los adolescentes, la producción de melatonina recién comienza a las 23 y disminuye cerca de las 8. Eso significa que a las 7 de la mañana el cerebro de los adolescentes está dormido. Lo dice un estudio realizado por un equipo que integra por un argentino, el doctor en Ciencias Biológicas Daniel Cardinali, investigador de la UBA y del Conicet. Concretamente dice que despertar a un adolescente a las 7 de la mañana es equivalente a despertar a un adulto a las 4 de la madrugada. El estudio se titula “A’s from Zzzzz’s? The causal effect of school start time on the academic achievement of adolescents”, y fue elaborado por los investigadores Carrell, Maghakian y West.

En la Argentina, en agosto de 2014 la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomendó comenzar las clases de la secundaria a las 9, pero nadie le hizo caso. Pero ya lo hacen distritos de Estados Unidos Suecia y en Canadá.