El Evangelio de este domingo nos narra un hecho en el que Jesús se muestra molesto. Han hecho del templo una casa de comercio. Nos sucede la misma impresión cuando vemos que se usa lo sagrado para la venta comercial de cosas. El templo es un vocablo que tiene una riqueza de significados; cuando nos referimos a él pensamos en el templo como Iglesia, lugar sagrado; también la figura del templo como lugar de la conciencia, espacio inviolable de la condición humana; el templo también puede referirse a la morada donde vive el hombre, es decir el templo de cada hogar, de cada casa.

La Morada de Dios nos habla de la importancia de tener y cuidar nuestros templos religiosos, el recato con el que debemos vestirnos para participar de las celebraciones, el ámbito donde podemos encontrarnos a solas con nuestro buen Dios y allí agradecer, pedir perdón, llorar y vivir la alegría de las cosas. Que haya lugares sagrados en donde el hombre se encuentre con Dios es de capital importancia a la misma identidad humana quien necesita “saber entrar en silencio” para encontrar a Dios en el fondo del Corazón.

El templo de la conciencia. Más que nunca la sensibilidad moderna ha hecho de la conciencia un ámbito sagrado. Ya el Vaticano II (GS) la señala como el sagrario del hombre. Frente a tantas atrocidades del siglo XXI la conciencia humana mas que nunca debe ser respetada en su dignidad. Es el lugar donde Dios nos habla. No obstante esto, se observa como la conciencia terminó siendo vista como dueña absoluta de la verdad y de la vida y bajo su nombre se realizan ciertos ejercicios de “derecho” como el “aborto” señalando que cada uno tiene su verdad y su bien. Hemos pasado a una conciencia creadora de lo moral, nada mas alejado del recto sentido de las cosas. La conciencia es el templo donde la Verdad debe iluminar el Bien y así vivir según Dios.

El templo del hogar es la “morada” del hombre en familia. Si hay hogar, hay morada, es decir un lugar donde se forma la “Moris”=las costumbres; es donde el niño aprende a ser persona, a vivir las tradiciones, las realidades de Dios, del Hombre y del mundo. Por ello es un derecho que toda familia tenga una casa donde haya un hogar y sea una morada para formar ciudadanos e hijos de Dios. Mas que nunca hoy se debe proteger el ámbito de la familia como la realidad mas querida por Dios.

El camino cuaresmal nos llama a cuidar estos templos, lugares sagrados donde Dios habla y actúa. No hay que desanimarse cuando haya crisis en cada uno de ellos, el Señor nos exhorta a seguir el camino fiel a pesar de la dificultades. Al templo de nuestras conciencias Dios lo purifica por el perdón y la misericordia, al templo del hogar Dios lo ilumina por su gracia y fortaleza. En el templo religioso Dios nos espera para encontrarnos cada domingo como el día para alabarlo y darle gracias.

Que Dios nos ilumine y nos bendiga.