Tucumán carece de infraestructura deportiva, especialmente en lo que hace a la natación. Esto impide a los jóvenes acceder a un nivel de entrenamiento básico que les permita calificar medianamente en un sistema competitivo, del cual, por ese mismo motivo, la provincia no participa. El tucumano Matías Ola, que se apresta a nadar por las heladas aguas abiertas de las islas Malvinas con el objetivo de lograr que en la provincia tenga un centro deportivo de alto rendimiento para que los jóvenes puedan convertirse en atletas, asevera que falta estructura, inversión, promoción, capacitación y garantías para el fácil acceso. “La gran mayoría de los clubes del país son privados e imponen cuotas que muchas familias no pueden afrontar para que un joven practique un deporte”, explica.
Ola ejemplifica con su propio caso. El aprendió a nadar a los 21 años y en el segundo año de su entrenamiento en el Cenard (el centro deportivo por excelencia en el país) se dio cuenta de que no podía alcanzar el rendimiento de los nadadores que practicaban esta disciplina desde chicos, lo cual fue, en su caso, un indicador de las oportunidades perdidas para los nadadores de Tucumán. Ola mencionó falta de interés y desconocimiento, por parte de los responsables del deporte a nivel público y privado, sobre las infraestructuras deportivas de alto rendimiento. “La mayoría de los clubes están mal administrados, no funcionan”, dijo. Y ejemplificó con los casos del Complejo Ledesma, el complejo Belgrano y el Palacio de los Deportes, que no han progresado en muchos años, o bien sus instalaciones se han deteriorado.
Similares conceptos ha tenido, en septiembre pasado, Federico Rossi, entrenador de la selección argentina de natación. Aseguró que hay pocas piletas climatizadas y que las que hay se usan para la explotación comercial y no para la práctica deportiva. Manifestó que eso obliga a muchos deportistas a reemplazar la natación en invierno por gimnasia y eso limita todas las condiciones de entrenamiento. “No se puede hacer magia”, sentenció.
Hay clubes que facilitan, por convenio, sus instalaciones a otras instituciones, como es el caso de Asociación Mitre; pero quienes tienen dificultades económicas están limitados en su entrenamiento. Hace falta, además, una política orientada a la competencia, que permita a los nadadores tener entrenamiento vinculado con un calendario de competiciones. “La última vez que fuimos a un Nacional fue en 2011... La Federación, en vez de solucionar, pone trabas”, sostuvo el profesor Carlos Cánepa.
En ese contexto, Ola ha destacado que otras provincias están elaborando una política diferente, como Santiago del Estero, que construye una pileta olímpica. Rossi dijo también que se precisa un centro (municipal, provincial) que esté abierto todo el año y donde los deportistas puedan entrenar, independientemente de las vicisitudes de los clubes privados.
Así las cosas, los desafíos lanzados por los expertos deberían ser capitalizados por las autoridades, con el fin de rediseñar objetivos y planificar una política con vistas a cambiar las cosas. La natación, afirma Ola, es una herramienta de inclusión social muy fuerte y una poderosa herramienta de promoción turística, ya que podrían generarse eventos y atraer gente de todo el mundo, además, por supuesto, de brindar a los jóvenes tucumanos que podrían brillar en este deporte la oportunidad de desarrollar su talento.