¿Es posible tomar el agua de lluvia? “El agua así como cae tiene que ser potabilizada”, explica Juan Carlos Luján, licenciado en Química y especialista en agua.
Si la intención es aprovechar el agua de lluvia para beberla, entonces, es clave descartar la “cabeza de lluvia”. “Son los primeros 10 minutos de lluvia en los que se arrastra las partículas de polvo que contienen hidrocarburos (el smog) y es cancerígeno, además, limpia el techo”, indica.
Pasados estos 10 minutos ya se puede habilitar el llenado del tanque. “Si el agua se almacena en aljibes, entonces, se sedimenta sola y solo le bastaría unas gotas de cloro. Se calcula una gota de lavandina cada dos litros de agua. Lo ideal también es resalinisarla con sales de hidratación que se venden en farmacias y es muy barata”, añade Luján.
Hay que tener la precaución de que los tanques no contengan partículas de plantas ni óxido.
“Hace 20 años yo dictaba charlas y decía que el agua de Tucumán era la mejor del país. Hoy ya no puedo decir lo mismo, en mi casa no tomo agua cruda de la red”, confiesa. La explicación de este químico es que en los últimos años el agua de El Cadillal, que provee agua a la red domiciliaria de varios sectores de la ciudad, se llenó de algas. “El alga muere cuando entra en contacto con el cloro. Al morir emite endotoxinas, o fitotoxinas. Pueden decir que no son tóxicas, pero yo tengo mis reservas y, en todo caso, los efectos se van a ver a largo plazo”, explica Luján. Esto no sucede cuando el agua se extrae de pozos porque no entra en contacto con el exterior.