A mitad de semana, en mitad de febrero. El timming comunicacional de Juan Martín del Potro eligió este momento para hacer pública una decisión que había sido tomada a fines del año último: volver al equipo de Copa Davis.

¿Por qué contarlo ahora? Por qué no antes? No parecen ser éstas las respuestas más importantes aunque, para quien las busque, resulta muy lógico pensar que Juan Martín imaginaba este anuncio en un contexto bien diferente. Vuelta al circuito tras la operación de 2014, con torneos jugados y partidos ganados. Tal vez, por qué no, después del festejo de un título más.

La realidad es dolorosamente distinta. Lejos del regreso imaginado, ya sabemos que una nueva intervención quirúrgica cambió el plan de su temporada y modificó el escenario para el anuncio.

El ambiente tenístico argentino se convulsionará la semana próxima con la llegada de Rafael Nadal para jugar el ATP de Buenos Aires. ¿Tenía sentido tener las dos noticias al mismo tiempo?

Un nuevo capitán, un dirigente de la Asociación Argentina de Tenis que está de licencia, y la obligación reglamentaria que plantean los ya cercanos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro son razones para empezar a entender la vuelta al equipo. El resto pasa por un cambio de postura personal. Y, también, reservemos un espacio en el combo, no necesariamente secundario, a la gestión de algún sponsor. “No puedo jugar contra Brasil pero estaré alentando y colaborando con el equipo”, especificó sobre su presencia en la serie que se jugará del 6 al 8 de marzo. No hizo falta mucho más.

Como ocurre siempre con los cracks, en boca del tandilense unas pocas palabras alcanzan para inundar la atmósfera de nuestro tenis de una profunda esperanza.