Edmundo Jiménez se expresa en plural de modestia, pero en el Ministerio Público Fiscal y Pupilar no hay más jefe que él. Esto, a diferencia de los cuerpos judiciales colegiados, representa una ventaja a la hora de decidir y ejecutar, pero, como contrapartida, supone la máxima concentración de responsabilidad.

Jiménez sonríe. Hoy cumple seis meses a cargo del Ministerio Público, institución a la que llegó con el rechazo de la oposición, y después de haber marcado el récord de permanencia en el cargo-fusible de ministro de Gobierno y Justicia de José Alperovich. En un semestre demostró que pretende ser un ministro público movedizo. Dice que la precariedad es inmensa, pero ofrece una solución a corto plazo: la Policía Judicial que anhelaron casi todos sus antecesores.

-Este año comenzó con un hecho histórico: la muerte dudosa de Alberto Nisman, el fiscal que había denunciado a la presidenta Cristina Kirchner. Ese deceso repercute en el corazón del Ministerio Público. ¿Cuál es su mirada al respecto?

-Se trata de un caso que está siendo investigado. Hay que ser prudentes y esperar los resultados porque son muchas las conjeturas, y hasta creo que existe un aprovechamiento político, que es sumamente inapropiado.

-¿Asistirá a la marcha del 18 de febrero?

-No, no.

-En seis meses usted logró lo que su predecesor en el Ministerio, Luis De Mitri, no consiguió en una década: la creación de cinco fiscalías nuevas y de la Policía Judicial. ¿A qué se debe?

-Lo que vamos a lograr en adelante tendrá mucho que ver con la semiautarquía financiera que la Legislatura nos otorgó el año pasado. Tendremos presupuesto propio y manejaremos los asuntos de superintendencia: no sólo controlaremos la asistencia y el cumplimiento de las tareas del personal, sino que también aplicaremos las medidas disciplinarias necesarias. También podremos crear organismos como la Policía Judicial. Para los ministros anteriores era muy difícil hacer cambios sin esa ley. Es verdad que todavía no tenemos autonomía total, porque dependemos del Poder Judicial administrativamente y para la designación del personal, pero con esta herramienta podremos cumplir con nuestra tarea.

-¿Cuán lejos estamos de Salta, que tiene el laboratorio de ADN más avanzado del país?

-Vamos a tener los elementos suficientes para lograr los resultados que permite la estructura salteña. Nosotros también podemos usar la tecnología de ellos: sólo debemos implementar vías de comunicación muy fluidas. Casi sería injustificable repetir el mismo laboratorio aquí. Si logramos reunir el instrumental y el personal necesario para la Policía Judicial que queremos armar, en junio vamos a tener lo mismo que las otras provincias.

-¿Cómo publicitará las resoluciones que dicte? El Ministerio Público no tiene portal propio...

-Estoy pensando tanto en un sitio web como en una revista. Para ello tengo que resolver cómo sería la mecánica financiera.

-Causa “Lebbos”: ¿qué avances hay tanto en la pesquisa principal a cargo de Diego López Ávila como en la de la denuncia contra el ex fiscal Carlos Albaca, que instruye Juana Prieto?

-Entiendo que están trabajando bien ambos fiscales.

-Estamos en la víspera del noveno aniversario de la muerte de Paulina Lebbos, ¿hay margen para extender mucho más la investigación de ese hecho?

-Creo que hay que tomar una decisión lo antes posible. Existe una situación de morosidad bastante grave en este tema. López Ávila instruye la causa desde hace un año y medio, y ha desarrollado una labor muy intensa.

-¿Y es inminente el dictamen sobre la posible citación a indagatoria de Albaca?

-No conozco realmente porque esta es una tarea de la fiscala Prieto: yo me limité a asignarle el caso y no puedo inmiscuirme.

-El día antes de asumir, usted dijo que no iba a priorizar las denuncias de corrupción. ¿Mantiene esa posición?

-Sí, vamos a investigar todos los delitos. Con los recursos que contamos hoy es muy difícil esclarecer causas complejas. Lo que tenemos es muy precario. Es indispensable disponer de una Policía Judicial con técnicos, contadores, informáticos... Nuestra precariedad es enorme: lo que los fiscales hacen es muy loable.

-¿Varió su reticencia respecto de la reforma procesal penal?

-Sí tengo el propósito de ver el modelo funcionando en otras provincias e, incluso, en Chile. Estamos analizando el nuevo código de procedimiento federal. Hay que analizar las cosas detenidamente porque se establecen muchas situaciones de oralidad que son de imposible cumplimiento con la estructura del presente. Hace falta inversión, pero también un cambio cultural... Es una transformación revolucionaria y no sé si todas las revoluciones son buenas.

-¿Cómo se lleva con la Corte?

-Excelente. Tenemos un gran apoyo del alto tribunal y de su presidente (Antonio Gandur). Coincido con él en que no hay diferencias entre nosotros.

-Antes de asumir, usted descartó el nombramiento discrecional de familiares y amigos en los cargos del Ministerio Público. Pero a los pocos días de llegar, ascendió a su sobrina Eloísa Rodríguez Campos (la nombró relatora). ¿Por qué cambió de posición sobre el nepotismo?

-No cambié. Mi sobrina ya estaba trabajando en la Cámara de Apelaciones. Prácticamente coordinaba a los demás relatores. Yo pensaba que iba a ser útil al Ministerio Público y tenía un lugar que no estaba cubierto (N. de la R.: antes de renunciar, De Mitri había nombrado provisoriamente a Rafael De Santis).

-¿Y con ese ascenso se acaba el nepotismo?

-No creo que eso sea nepotismo: habría que revisar la definición. El nepotismo se configura cuando uno sólo recurre a sus familiares para formar su grupo de trabajo y les da una preferencia o privilegio sin considerar su capacidad. No es el caso.

-Los defensores le plantearon que quieren ganar como camaristas. ¿Qué opina?

-Lo vamos a analizar.

-¿Qué impresión tiene de sus primeros meses en este puesto?

-Escuché a los fiscales y defensores. Pero también a los empleados: me intereso por sus vidas, familias e inquietudes. Para conducir una institución, hay que conocer a la gente que la integra.

-Hace lo que haría un buen peronista, ¿verdad?

-¿Sí?

-Este año debutará en la Junta Electoral. Usted anticipó que no se excusará...

-¿Excusarme por qué? No, no lo haré.

-¿Cómo vive la renovación de autoridades del Partido Justicialista? Usted estuvo ahí, como secretario general, hasta hace seis meses.

-Tengo prohibido hablar u opinar de política.

-¿Por qué siempre está sonriendo?

-Esa es una respuesta que le debo y le seguiré debiendo.