Escándalos de corrupción, inflación en aumento, estancamiento económico, crisis hídrica. Todos estos problemas que enfrentan hoy los brasileños se convierten en tema de sátira y broma durante las celebraciones del carnaval.
Según el ente de turismo de Río de Janeiro se espera que casi un millón de visitantes asistan a los desfiles de las scolas do samba y se unan a las comparsas que recorren las calles de la ciudad. Entre las novedades de 2015 aparecen los disfraces de lavadores de autos, en una referencia al nombre del Operativo “Lava-Jato” de la policía federal brasileña, que investiga el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras.
La crisis hídrica, por otra parte, le sirve para conquistar mujeres al carioca Evandro, quien sale a la calle con una toalla en la cintura y un cartel con una invitación a las garotas: “Ahorremos agua. Duchémonos juntos”. Pese al buen humor de los brasileños, las crisis múltiples afectan este año a los festejos. Asociaciones comerciales dicen que el aumento de la inflación impactó negativamente en la venta de prendas carnavalescas.
Además, al menos 30 ciudades de los estados de San Pablo y Minas Gerais cancelaron los festejos de este año, a causa de problemas económicos o de la pavorosa escasez de agua que afecta la región sureste del país.
La crisis financiera afectó incluso al famoso desfile de las scolas do samba: grandes empresas, como Coca-Cola, desistieron este año de comprar lugares en los lujosos palcos del “Sambódromo”, lo que obligó los organizadores a ofrecerlos al público. Los lugares VIP ahora están disponibles para cualquier brasileño o extranjero dispuesto a pagar 1.000 dólares para disfrutar por una noche de una visión privilegiada. Es caro, pero el espectáculo es monumental: las 12 scolas de élite -con un promedio de 5.000 integrantes cada una- invirtieron millones para conquistar el título.