Miriam Schmidt - DPA

Uno de los temas más delicados para el Papa es la reforma de la curia romana, la complicada y anquilosada administración del Vaticano. Francisco dejó claro en varias ocasiones que no le asusta esa hercúlea tarea, así que hoy y mañana discutirá con los cardenales los cambios necesarios.

Durante los últimos meses quedó patente que a Francisco no le gusta la rígida estructura de la curia, en la que laten conflictos internos. En un discurso de Navidad el Papa acusó a la curia de sufrir 15 males, entre ellos “Alzheimer espiritual” y el “mal de la palabrería, los rumores y el chismorreo”. “Una curia que no hace autocrítica, que no evoluciona, que no intenta mejorar, es un cuerpo enfermo”, afirmó.

Pero a muchos miembros de esa estructura no les gusta el impulso reformador de Francisco. Sobre todo las fuerzas conservadoras de la curia tienen problemas con la apertura del Papa y temen por sus puestos, algo que no facilita la puesta en marcha de los planes e ideas del pontífice.

Mucha diplomacia

Francisco intenta hábilmente ganarse a los supuestos opositores a la reforma. Por eso ha evitado hasta el momento un gran cambio de personal y ha ido sustituyendo poco a poco a quienes ocupaban puestos de relevancia estratégica.

El Papa está listo para reunirse con los cardenales de todo el mundo en el Vaticano. En reuniones a puerta cerrada, los purpurados recibirán información sobre el estado de las reformas y también podrán exponer sus opiniones. Los expertos no creen que se vayan a dirimir conflictos de forma abierta. “Se hablará más bien de cuestiones prácticas, no de la gran revolución”, explicó el director de la redación alemana de Radio Vaticano, Bernd Hagenkord.

Aun así se espera con interés la opinión que pueda generar el controvertido tema entre el Colegio Cardenalicio y lo que se pueda filtrar de las conversaciones. El encuentro comenzará con un informe del consejo asesor del Papa, que apoya la reforma de la curia y que en los últimos días se reunió por octava vez. El consejo ya puso en marcha algunas iniciativas, como la creación de un nuevo Secretariado para la Economía.

La reforma de la administración vaticana avanza lenta pero constantemente, aunque para Francisco no es suficiente. Hace unas semanas, el Papa explicó en una entrevista que la reforma se prolongará más allá de 2015. “Hay mucho que hacer”, afirmó. Y apuesta por abordar abiertamente los problemas y exigir soluciones.

Para muchos expertos, el discurso que Francisco pronunció ante la curia en Navidad es un abierto desafío y una última advertencia. Según los analsitas, el Papa querría así sacar a las fuerzas conservadoras de su mutismo y dejar claro que si no hay un consenso, en el futuro las reformas podrían imponerse sin miramientos. Por eso se seguirán al detalle los pasos de Jorge Bergoglio en esta difícil cuestión.