En medio de la Berlinale y en la cuenta regresiva para los Oscar, llega la que seguramente será una de las películas más taquilleras del año. No aspira a los grandes premios del cine mundial, pero se presenta con la confianza de que se transformará en un ícono de las producciones eróticas de este siglo y en el inicio exitoso de una saga ya confirmada.

“50 sombras de Grey” lleva a la pantalla grande la primera novela de la británica Erika Leonard James (más conocida por sus iniciales, E. L. James), veloz best seller mundial en 2011 con más 100 millones de ejemplares vendidos y traducida a 51 idiomas, con la que se inauguró una nueva era en el género del amor y del sexo expresado en letras.

La autora, quien está a menos de un mes de cumplir 51 años, fue incluida en 2012 por la revista Time en la lista de las 100 personas más influyentes del planeta, en coincidencia con la aparición de los otros dos tomos de la historia. “Esta es mi crisis de mediana edad, con mayúsculas”, afirmó entonces, para justificar su obra, que comenzó siendo un fanfic (ficción derivada) de “Crepúsculo”.

El negocio está asegurado desde antes de que se apague la luz en las salas, con récord en varias naciones en preventa de entradas (oficialmente, se anunció que ya se compraron tres millones de tickets en 39 países). El año pasado se lanzaron dos trailers del filme que fueron ávidamente consumidos en la red (el primero tuvo más de 250 millones de visitas) y el tercero se vio en el medio tiempo del Súper Bowl, la final de fútbol americano. No por nada se hace coincidir su estreno con el internacionalizado Día de San Valentín.

La también británica directora del filme, Sam Taylor-Wood, ya anunció la realización de las otras dos partes de la trilogía escrita por James, “50 sombras más oscuras” y “50 sombras liberadas”, aunque no adelantó quiénes integrarán el elenco. Una firme posibilidad es que se repita el dúo protagónico de Dakota Johnson (como la joven e inexperta Anastasia Steele, que descubre un mundo oculto de placer) y Jamie Dornan (el controlador millonario Christian Grey, cuyos gustos son definidos por el propio personaje como “muy singulares”), pese a los rumores de la mala relación entre ellos y de que la actriz no habría quedado conforme con su rol, aparte de aclarar públicamente que en las escenas donde aparece más expuesta usó una doble de cuerpo.

Dornan (trascendió que, por contrato, nunca aparece con un desnudo frontal) fue la segunda opción que apareció luego de que Charlie Hunnam renunció a hacer ese papel por temor a quedar encasillado.

La característica argentina de cambiar cartelera los días jueves permite que se estrene en el país 24 horas antes que en Estados Unidos y que en medio mundo. Sin embargo, hay un puñado de excepciones: el viernes pasado hubo una exclusiva avant premier en el Teatro Ziegfeld de Nueva York para un grupo de fieles a la novela y ayer una función especial en el Festival de Cine de Berlín, con entradas agotadas semanas antes, pero sin estar en competencia.

Hay países donde nunca llegará a exhibirse públicamente, como Malasia, cuyo gobierno la prohibió por pornográfica al mostrar escenas de sexo “no natural”, en referencia al sadomasoquismo y a la dominación y sumisión que nutre el relato y que obligó a que durante la filmación se contrate a un experto en esas prácticas como consultor.

Incluso hay restricciones dentro de EEUU, donde la Asociación Cinematográfica la clasificó con la categoría R (los menores de 17 años sólo pueden verla acompañados de un padre o tutor) y tanto grupos ultraconservadores como otros feministas programan marchas, protestas y boicots. La cadena AMC anunció que permitirá que el público vaya disfrazado, pero no con látigos o esposas.

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