En el horizonte fascinante de las bodegas cafayateñas se destaca el establecimiento Piattelli, sueño hecho realidad del emprendedor estadounidense llamado Jon Malinski. Esta casa de vinos “premium” produce un torrontés agradable y para nada invasivo, que resulta ideal para tomar como aperitivo en los mediodías calurosos del verano norteño.

La uva torrontés, cepa emblemática de Cafayate, no tiene guarda en barrica. Algunos estudios científicos aseguran que esa especie provendría del cruzamiento entre la moscatel de Alejandría y la criolla chica española. En cualquier caso, se sabe que fueron los jesuitas quienes introdujeron el vino en esta zona de América.

Atraído por las posibilidades diversas que ofrece la variedad vernácula, el bodeguero Malinski profundizó en Salta el afincamiento que había comenzado en Mendoza, en 2001. El nuevo establecimiento tiene una decidida impronta turística y está emplazado a 1.700 metros sobre el nivel del mar en el kilómetro 3 de la ruta 2, camino a Yacochuya.

La bodega presenta como punto de partida una vista magnífica del valle de Cafayate. Aquella primera experiencia visual puede ser combinada con un recorrido por los viñedos y por una de las fábricas más modernas de la región. Para el final queda el “plato fuerte”: la degustación de los vinos (también hay malbec, cabernet y rosado) y una comida en el restaurante. Tanto el salón cerrado como el área de visitas están decoradas con obras de la colección de arte del propietario (ver piattellivineyards.com/salta-tours).