En un informe de Carlos Manzoni publicado en “La Nación”, expresa que la crisis del vino obliga a revisar los números. “En los 90, se inició la transformación, que convirtió al país en el quinto productor mundial y el 10° exportador. Sola, obstinada y en silencio, como la oleada de inmigrantes que trajo en los barcos las primeras estacas de vides que poblaron la región cuyana. Así se desarrolló la producción de vino en la Argentina, hasta posicionarse como una respetable industria exportadora, con peso en el mercado mundial”. Pero algo más temido que las heladas tardías que diezman los viñedos o que las plagas que carcomen las uvas se cierne hoy sobre el sector: la inflación, el dólar bajo y las altas tasas para financiarse. El abastecimiento de ‘botellas’ lo dominan sólo tres empresas (Cattorini, Verallia y Owens-Illinois), hay dos de ‘importación de corcho’ (Molinas Argentinas y RX) y dos de cajas (Cartocor y Zucamor). Para los clientes internos, el canal supermercadista es manejado por grandes cadenas, mientras que en el exterior cinco países captan el 80% de las exportaciones (EEUU, Canadá, Reino Unido, Brasil y Países Bajos).