La obra que dirige el tucumano Leonardo Gavriloff ganó en la noche del lunes el premio Estrella de Mar en el rubro Mejor Espectáculo Alternativo. “Fue muy emotivo y honorífico estar en la entrega, ser nominado y ganar siendo, como somos, un grupo totalmente independiente de toda institución. Nos enorgullece más todavía que se reconozca nuestro esfuerzo y nuestra propuesta artística, porque nosotros costeamos desde los gastos de transporte hasta la difusión”, le dijo ayer, emocionado, el director a LA GACETA.

La obra “Pirámide invertida”, aborda la construcción de la verdad y la mentira a través de los medios de comunicación. “José Montero, su autor, es periodista y conoce del tema. La planteamos en un espacio cuadrado, con el público rodeando el escenario a modo de ring de box, para que se sienta integrado a la lucha entre dos periodistas donde cada uno muestra su aguda necesidad de lucimiento, de rédito económico y de fama. Mi asistente de dirección también es tucumano, es Horacio López, actor y bailarín de tango radicado en Buenos Aires”, contó Gavriloff.

En otro tramo de la entrevista, el director dijo: “es increíble cómo el público se queda para saludar a los actores cuando termina la obra, y hace catarsis, comenta cosas y las relaciona con alguno de los exponentes actuales”.

“Gracias a todos los que confiaron en nosotros y nos apoyaron para que podemos hacer esta obra”, dijo Ezequiel Castillo, uno de los actores.

Gavriloff y Castillo, precisamente, subieron al escenario a recibir la Estrella de Mar durante la ceremonia que se realizó en el polideportivo de la ciudad balnearia. Allí el director saludó especialmente a los tucumanos.

“Pirámide invertida” comenzará su temporada en Buenos Aires en marzo, a pesar de que aún no tiene sala. Con el premio es muy posible que abran más posibilidades de espacio, según confían los responsables de la puesta teatral.

Santiago Caamaño es otro de los protagonistas de la obra, aunque el lunes no pudo estar presente en Mar del Plata. Antes, con Gavriloff, había trabajado en “Jardín de piedra”, del también tucumano Guillermo Montilla Santillán, y en “El beneficio de la duda”.

“Me parece que la puesta fue un gran acierto de Gavriloff, porque sumó mucho al espectáculo”, le dijo a LA GACETA durante una entrevista telefónica. “No usamos el escenario convencional, sino el de un cuadrado en el piso, como si fuera el ring, con la gente muy cerca a la acción. Creo que si hubiéramos trabajado en un escenario normal, la obra no habría tenido el éxito que tuvo”, expresó.

“La gente no está acostumbrada a estar tan cerca, menos en una obra que es muy fuerte; insisto en que fue todo un hallazgo del director. Los espectadores se quedaron impactados con la puesta; nos pasó que, en algunas funciones hubo gente que se retiró, pero fue porque les parecía muy fuerte lo que estaban viendo, las cosas que sucedían. Para mí eso está bien, porque significa que estamos provocando algo: es una obra que provoca y genera debate; y si logramos transmitir eso, es porque lo hicimos bien”, relató.