MELBOURNE.- No habían pasado ni 20 minutos desde el ace que le dio el título y Serena Williams -venció 6-3 y 7-6 (7-5) a la rusa Maria Sharapova- desandaba uno de los pasillos interiores del Rod Laver Arena cargando con el trofeo de campeona. Sonreía sin poder creer aún lo que acababa de lograr. “Seis...”, se decía a sí misma negando con la cabeza. “¡Por favor!”.
Seis Abiertos de Australia es una cifra impactante, ¿pero qué decir entonces de 19 títulos de Grand Slam, uno más que los 18 de Chris Evert y Martina Navratilova, sólo tres menos que el récord de la alemana Steffi Graf?
Es cierto que la australiana Margaret Court ganó 24, como se encargan de recordar en su país, pero sólo 11 fueron en la era del tenis profesional, que es la que Serena domina y amenaza con seguir dominando... ¿Hasta cuándo?
“Hasta el infinito”, podría responder. Sharapova jugó en la final su mejor partido en mucho tiempo con la menor de las Williams, pero lo cierto es que no la derrota desde octubre... ¡de 2004! Desde entonces la estadounidense y la rusa jugaron 16 veces: Serena ganó las 16 y cedió apenas tres sets.
La número uno, que alzó los brazos tras acertar un ace pero se vio obligada a jugar nuevamente el match point al dictaminar la jueza que el saque inicial había tocado la red, estaba emocionada.
“En mi infancia no era de las de más dinero, pero tenía una gran familia y un gran espíritu. Estar aquí con 19 títulos es algo que nunca pensé que sucedería”, declaró.
Mientras Navratilova le entregaba el trofeo, Evert analizaba desde su puesto de comentarista televisiva en el estadio el hito. “Soy una gran fan de Williams, me alegro realmente mucho por ella. Creo que puede alcanzar los 22 de Graf, puede ganar tres o cuatro más”, señaló la estadounidense. El tenis femenino vive una era que puede definirse como más de lo mismo: por debajo de Serena hay movimiento, nuevas jugadoras y potenciales campeonas de Grand Slam. Pero a la hora de la verdad siempre se impone Serena. Por eso puede seguir soñando hasta el infinito. (DPA)