BUENOS AIRES.- El caso Nisman se complica. Nuevos elementos aparecieron en la causa que se sigue por la muerte del fiscal de la causa AMIA, que hacen mover la investigación en nuevas direcciones.

Pese a que la fiscal encargada del caso, Viviana Fein, había descartado hace unos días la participación de terceras personas en la muerte de Nisman, los investigadores descubrieron una pisada reciente y huellas dactilares en la entrada del pasadizo del aire acondicionado que comunica el departamento de Nisman con el de un vecino.

Al principio todo apuntaba al suicidio, una tesis a la que se acogió el gobierno desde el primer día. Pero las pruebas de los peritos no detectaron restos de pólvora o metales en las manos del fiscal. Eso no quiere decir que Nisman no se matara. Según los peritos, en un porcentaje mínimo de casos, un arma de bajo calibre como el que se encontró junto al cadáver de Nisman no deja rastros. En cualquier caso, la hipótesis del suicidio (inducido o no) no se ha podido confirmar.

Pero no acaban ahí las contradicciones. El martes prestó declaración ante Fein el cerrajero que acudió a la vivienda para abrir la puerta del departamento. En un principio las autoridades afirmaron que se había requerido la presencia del cerrajero porque la puerta principal tenía un código de seguridad y la puerta de servicio estaba cerrada con llave por dentro. Alertada por la policía, la madre de Nisman había acudido al piso de su hijo, pero no recordaba la clave digital de la puerta principal. Fue entonces cuando se decidió llamar al cerrajero que trabaja en el lujoso edificio Le Parc del barrio de Puerto Madero. 

El cerrajero, de nombre Walter, aseguró tras declarar ante la fiscalía que la puerta de servicio no tenía ningún cerrojo accionado por dentro. "Esa puerta la pudo haber abierto cualquiera. Yo corrí el pestillo y se abrió". La hipótesis de un posible homicidio volvía así a cobrar fuerza.

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