La reconstrucción de los últimos momentos de la vida de Alberto Nisman, titular de la Unidad Fiscal de Investigación AMIA, será clave para conocer si alguien indujo al suicidio o participó de la muerte del magistrado, que la semana pasada había denunciado a la presidenta Cristina Fernández y a dirigentes de peso del kirchnerismo de haber encubierto el atentado a la mutual judía. El ataque, perpetrado en 1994, causó la muerte de 85 personas, y heridas en otras 300. A los interrogantes alrededor de esta masacre, se les suma ahora el caso Nisman.
Con el objetivo de dilucidar este misterio, Viviana Fein, titular de la Fiscalía Federal en lo Criminal de Instrucción Nº 45, dispuso medidas que buscan confirmar si se trató de un suicidio, si éste fue inducido, o si incluso hubo otras personas en el departamento de Puerto Madero, donde el magistrado fue hallado el domingo a la noche con un disparo en la cabeza.
“Todo esto podría llevar bastante tiempo”, explicó Fein en una entrevista al canal TN. De su relato se desprendió que las diferentes pericias no han posibilitado aún esclarecer el caso.
La fiscal confirmó que “lamentablemente dio negativo” el estudio denominado “barrido electrónico”, que permite detectar restos de metales -producidos por la emanación de gases del arma de fuego- en las manos de quien efectuó un disparo. Por eso, intentarán aplicar otro método, que no quiso revelar. “Sería con otra técnica”, destacó.
Fein, pese a lamentar el resultado, consideró que no es “inesperado”. “Significa que, cuando levantaron las partículas de residuos de la mano de Nisman, la cantidad que se pudo rescatar no permitió determinar la existencia (de los metales) y arrojar resultado positivo”, expresó. Y detalló que esta circunstancia podría tener sus causas en las características del arma de fuego utilizada, una pistola calibre 22 que le había sido prestada por un empleado de la Unidad Fiscal AMIA. “Es un aspecto técnico. Esto no descarta que no se haya disparado él, es una prueba más”, señaló. Pese a estas dudas, Fein aclaró que hay otros informes que sí dan indicios de un suicidio, como la autopsia.
Otras medidas
Entre las medidas complementarias aparecen los interrogatorios a allegados de Nisman. Fein anunció que hoy recibirá más testimonios de custodios que estaban afectados a la seguridad del fiscal (ayer se presentaron algunos). También están citados empleados judiciales que estaban a cargo de Nisman. Uno de ellos, identificado por Fein como Diego Lagomarsino, del área de Informática, habría sido quien le acercó a su jefe, el sábado, la pistola calibre 22, aparentemente por pedido suyo para su seguridad. Según la fiscala, Lagomarsino era un hombre de confianza de Nisman y tenía registrada el arma.
Otro informe clave, explicó Fein, será la revisión de los teléfonos que manejaba el fiscal, y de sus computadoras. Según detalló, se desgrabarán las comunicaciones hasta cinco días previos a su deceso. A esto se sumarán los detalles de las filmaciones de las cámaras de seguridad.
La semana pasada, Nisman acusó a Cristina, al canciller Héctor Timerman, al diputado “k” Andrés Larroque, a los dirigentes kirchneristas Luis D’Elía y Fernando Esteche, y el presunto nexo local con el régimen iraní, Jorge ‘Yussuf’ Khalil. Según su hipótesis, el memorándum firmado con Irán para la investigación del caso AMIA era una forma de encubrir a los responsables del atentado.
El lunes, Nisman debía presentarse en el Congreso para defender su pesquisa, pero eso no sucedió. El domingo a la tarde, los custodios del fiscal notaron que no había movimiento en su departamento de Puerto Madero, y llamaron a su madre para que abriera la puerta de servicio (el acceso principal tenía una clave digital que ellos desconocían). Cerca de las 22, tras convocar a un cerrajero, lograron entrar y encontrar a Nisman tirado en el baño, sin vida, con la pistola en su mano. “Quiero descubrir la verdad del móvil. Esa es mi búsqueda. Espero tener éxito, porque es lo que anhelamos todos; no sólo yo”, afirmó la fiscal Fein a la televisión. (Especial)