Están todos sentados formando un círculo, y aunque hay mayoría femenina, los hombres no se amilanan. Se han reunido, como todos los martes y los jueves, para compartir sus esfuerzos, sus logros, sus caídas, sus angustias y sus alegrías en la lucha por construir una vida saludable. Forman parte del grupo que, siguiendo el modelo “No dieta”, lleva adelante el programa integral Obesidad Cero, de lucha contra el sobrepeso y la obesidad, que en estos días cumple un año. Es cierto: descripto así no parece distinguirse mucho de otros que se funcionan en Tucumán. Sin embargo hay una gran diferencia: este es gratis, y es el único en todo el país que se pone en práctica en el sistema público de salud, concretamente, en el Policlínico Ramón Carrillo, de Yerba Buena.

Los protagonistas
Volvamos al grupo. Algunos de los participantes visten equipos deportivos (la actividad física, lo saben, es una de las claves del éxito del programa); otros, “de civil”. Algunas de las mujeres llevan chaquetas blancas, pero también las hay que están de punta en blanco, elegantísimas.

“Hoy se vinieron preparadas para la entrevista”, aclara divertida la médica Mariela Córdoba, especialista en nutrición con orientación en obesidad, de la Universidad Favaloro. Es la responsable del equipo, donde hay además psicólogas, nutricionista y profesores de gimnasia, y cuenta con apoyo de cardiólogos, endocrinólogos, etc. Para que esto sea posible, hay otro equipo: ese en el que confluyen el municipio y el Siprosa (el Carrillo depende de ambos), por un lado y FUNCEA (Fundación de Concientización y Educación Alimentaria).

“Cuando estábamos terminando la formación, mi maestra, la doctora Mónica Katz, nos empujaba más allá de la teoría diciéndonos ‘hagan algo’ -cuenta-. Hoy siento que realmente estoy haciéndolo”. Mientras ella habla, Aída, que ya bajó más de 40 kilos (ver nota parte), la mira emocionada; luego toma la posta: “es cierto que como programa funcionamos hace un año; pero ya hace seis que Mariela tomó mi caso. ¡En realidad armó este equipo para salvarme! Si yo no quería vivir...”, cuenta. Por un momento su voz se quiebra y reina el silencio.

Diálogo y tecnología
El clima se reacomoda rápidamente y poco a poco, Guillermo, Aída, Melisa, Alejandra, Lucía, Elsa y Adrián se sumergen en un ping pong con la nutricionista y las psicólogas; un ida y vuelta de palabras que se construye de testimonios, preguntas, confesiones, consejos y frases de estímulo. Se escuchan conversaciones como estas:

- Me di un atracón de pan en el súper...

- ¿Y por qué no me mandaste mensaje? Sabés que siempre estoy...

O esta otra:

- Les mandé la foto de la porción de hoy.

- ¡Sí... estuvo genial! Y me vino bárbaro: no sabía qué cocinar que fuera divertido rico y sano.

Los mensajes y las fotos van y vuelven por whatsapp. “Armamos el grupo y fue una pegada. Estamos todos -pacientes y profesionales- y es como una continuación de las reuniones”, cuenta la doctora Córdoba.

Algunas premisas
Como esta vez el grupo comparte su actividad con la periodista y la fotógrafa, además de testimonios se cuelan las explicaciones y “datos teóricos”.

Aquí van algunos de ellos: comer es muy importante, pero no más que bañarse: son algunas de las actividades que se realizan durante el día, pero no lo fundamental; cambiar el estilo de vida lleva tiempo: al menos ocho meses, hasta que el cuerpo genera otros circuitos neuronales; la comida es una necesidad: no es un premio, tampoco un consuelo; nos educaron a no dejar nada en el plato: hay que cambiar eso y poder decir (decirnos) no...

Así funciona el programa. Y, en Yerba Buena, Tucumán, está al alcance de todos.

Los números del riesgo

55% - 60%
de la población argentina padece de obesidad y sobrepeso (24 millones de personas)

40%
de los chicos padece obesidad en la provincia de Tucumán

7
años de disminución de la esperanza de vida causa la obesidad.

FUNDAMENTOS
“No existen alimentos prohibidos; solo porciones excesivas”

“Lo revolucionario del modelo es que no se trabaja desde la restricción sino desde el placer”, afirma la médica Mariela Córdoba, especialista en nutrición con orientación en obesidad, de la Universidad Favaloro, responsable del programa del Carillo. “La comida debe aportar tres elementos, calorías, nutrientes y placer”, insiste. El fundamento del programa es comer de todo, pero en porciones pequeñas. “Cuando prohibimos alimentos, generamos mayor deseo”, afirma. Uno de los ejes del sistema, entonces, es “la porción”: solo se come lo que entra en un plato normal. Se combinan cada día carnes y verduras o harinas y verduras, alternadamente, en las comidas principales. Y se busca “degustar” lo que se come: disfrutar con todos los sentidos. Así el cerebro puede ser informado y la saciedad aumenta. Otra de las claves consiste en generar un “ambiente seguro”. La idea es no sobreexigir a la voluntad, y que en la cocina haya solo lo que hace bien, y solo para ese día. “Almacenar comida supone una demanda de autocontrol excesiva”, advierte.

LO QUE CONVIENE SABER
La realidad de la obesidad en argentina y en la provincia de Tucumán

“La obesidad mórbida ha sido declarada por la OMS como la nueva epidemia del siglo XXI”, lanza con contundencia Renzo Granito. Él es miembro de la comisión directiva de FUNCEA (Fundación de Concientización y Educación Alimentaria), fundada por su madre, Liliana Ruiz, que es uno de los pilares de este programa que se está desarrollando en el Carrillo. Pero Renzo, además, conoce el problema desde adentro: es muy joven -ronda los 30 años-, pero ya sufrió en carne propia el sobrepeso. Sabe de qué habla y compartió algunos datos para que puedas pensar mejor esta realidad sanitaria. Explicó en primer lugar que la obesidad mórbida es un sobrepeso de más de 35 kg, que un adolescente obeso tiene un 80% de posibilidades de ser un adulto obeso, y que la obesidad es la tercera causa de muerte en el mundo. Otra cifra alarmante: más de 600.000 chicos padecen de obesidad en la Argentina y el número va en aumento; en el mundo ya ha crecido un 300%. En contrapartida, contó, si un paciente obeso o con sobrepeso llega (y mantiene) el peso buscado y realiza actividad física con regularidad, rejuvenece sus células 20 años retardando la apoptosis (muerte celular programada), disminuye el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y cáncer, y prolonga su esperanza de vida de entre 7 y 10 años.

TESTIMONIO: “me salvó la vida”
El programa del policlínico Ramón Carrillo permite un abordaje integral, es gratis y está abierto a la comunidad

Aída, elegantísima, cuenta que no se pierde una reunión. “No me imagino sin el grupo. Y aunque sé que algún día tendré que lograr la autonomía, por ahora me sostiene la vida”, confiesa y relata su historia. Hace 6 años sintetizaba en su persona todos los factores de riesgo posibles. Clínicamente hablando, sufría obesidad (bajó más de 40 kilos), hipertensión, diabetes insulinodependiente y cellisquea. Tenía muy pocos recursos económicos y se ganaba la vida como repostera, de modo que la tentación era constante. Además la celiaquía empeoraba, y con ello se sacudía su escaso equilibrio metabólico. “Pero quizás lo peor era la soledad”, añade a modo de cierre de su diagnóstico. “No podía pagar un tratamiento, y una vez que me descompensé fui al Carillo. Desde entonces todo cambió” -cuenta y la sonrisa agradecida vuelve a iluminarle la cara-. “Digo todo y no exagero: te cambia toda la vida. Mi tensión ya es normal, para la diabetes solo tomo medicación oral, aprendí a comer por placer y a conciencia, cambió mi imagen corporal, y por sobre todo encontré a estos maravillosos amigos”.