Ayer, alrededor de las 16, mientras en la zona baja del Valle Calchaquí no llovía, en un abrir y cerrar de ojos crecieron los arroyos y badenes que se encuentran en la ruta nacional 40, entre las localidades de Quilmes y Colalao del Valle, al oeste de Tucumán. No se pudo circular por la zona durante dos horas.
Debido a ello, se formaron largas colas de vehículos -la mayoría de turistas- mientras las motoniveladoras de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) despejaban la calzada, una vez que bajó el nivel del agua. "Ayer por la tarde llovió mucho en la alta montaña, por lo que los lechos se colmaron rápidamente. Lo peligroso es que los caudales bajan con fuerza y arrastran piedras, arena, troncos y barro", explicó a LA GACETA Marisa Giménez, responsable regional de la División Conservación de la DNV.
La funcionaria explicó que es común que suceda esto en este período del año. "Nuestra recomendación es estar atentos al pronóstico del tiempo y a los partes que emiten la Policía y la DNV. Si llueve, lo mejor es quedarse en las poblaciones cercanas y no aventurarse a circular porque puede ser muy peligroso", señaló Giménez.