Algunos curas viejos solían decir que Tucumán se merecía un cardenal. Bueno, hoy lo podemos ver en vida. Monseñor Luis Villalba fue nombrado por el Papa como cardenal de la Iglesia en méritos a su solicitud y caridad pastoral. Los ojos de Dios y de la Iglesia siempre saben reconocer a sus hijos buenos y fieles. Este nombramiento pone de manifiesto los talentos del próximo cardenal, quien por otra parte no le gusta que hablen de él sino de Cristo y de la Iglesia. Quisiera compartir una anécdota que viví junto con él
Estaba haciendo la visita pastoral a la parroquia de la Medalla Milagrosa. Ese día nos tocaba visitar las facultades universitarias, días antes al Papa Benedicto XVI no lo habían dejado entrar en la Universidad Sapienzia de Roma; algo de temor tenía porque los pensamientos laicos no reaccionan todos por igual, y allí fuimos. En el auto le dije: “tengo un discurso de Juan Pablo II a los universitarios… no sé si le pueden servir...” Me dijo: “no, yo hablaré sólo de Jesucristo”. Me sentí feliz y sin palabra, porque hizo honor a su lema episcopal: “Apóstol de Jesucristo”.
Creo que también nos debemos preguntar qué nos dice como tucumanos esto. A un año de comenzar el Bicentenario, con un Congreso Eucarístico Nacional en marcha, con lo que supone Tucumán en la historia de la Argentina, no podemos sino dar gracias a Dios por este Tucumano adoptivo, que al mismo tiempo nos coloca a nivel internacional en la importancia eclesial. Pero es también una llamada a todos y cada uno a elevar el nivel de exigencias humanas y en especial en las responsabilidades sociales con la hora que vivimos. Todos los dirigentes, cualquiera sea su campo social, debemos mejorar el espíritu pequeño con que miramos la realidad y sacar adelante este Tucumán ante las horas histórica que se le aproximan.
Tenemos un Papa argentino, ahora un Cardenal de Tucumán, porque ya no es de Buenos Aires, es tucumano. Esta gracia es una caricia del Papa a monseñor Villalba, pero también a Tucumán. Es hora de sacar lo mejor de nuestra condición de tucumanos y cristianos para servir a nuestra provincia como su Eminencia, el cardenal Luis Héctor Villalba, lo hizo por Tucumán durante 10 años. ¡Dios sea Alabado!