Monseñor Luis Villalba, que ayer fue nombrado cardenal por el papa Francisco, confesó que el anuncio de ayer lo tomó por sorpresa, que se enteró por la televisión y que, más allá de su amistad con Jorge Bergoglio, no esperaba tamaña distinción.
"La última vez que hablamos fue en marzo de 2013, cuando viajé a su asunción. En ese momento no había mencionado este nombramiento, ni se tocó el tema", le dijo a LA GACETA el arzobispo emérito de Tucumán. "Son las cosas de Dios", agregó.
Villalba estuvo al frente de la Iglesia local desde 1999 hasta 2011, cuando renunció por su edad (tenía 77 años, siendo el límite 75). En ese momento eligió como sede de su retiro nuestra ciudad, donde vive en una iglesia en la calle Corrientes y avenida América. Allí celebra misa, realiza las confesiones y está a cargo de la catequesis.
Consultado acerca del aporte que considera que podrá hacerle a la Iglesia Universal, el religioso respondió que desempeñará con gusto la tarea consultiva que ejercen todos los cardenales. "Mis principales preocupaciones son las relativas a la pastoral, a la evangelización. Mi aporte seguramente apuntará a esas cuestiones", afirmó.
Además, el flamante cardenal destacó que el nombramiento significa un importante reconocimiento para para Tucumán y el NOA, una región con una sólida tradición evangelizadora y religiosa.