Cuando la siembra de soja en la provincia está lanzada, los productores no deben perder de vista un problema sanitario que viene amenazando a la región NOA y sobre el cual la Eeaoc (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres) de Tucumán realizó un informe, parte del cual es reflejado en este suplemento. El informe fue realizado por la Sección Zoología Agrícola, integrada por los investigadores Lucas Cazado, Augusto Casmuz, Franco Scalora, Gabriela Murúa, Guillermina Socías, Gerardo Gastaminza y Eduardo Willink.

En esta zona el “complejo de picudos (Coleóptero: Curculionidae)” asociados a la soja, constituye una problemática de importancia debido a las características biológicas de las especies involucradas, su alto potencial de daño y sus particulares hábitos de vida. Este complejo está integrado por el “picudo chico” o “arañita” Promecops sp., el “picudo del tallo de la soja” Sternechus subsignatus Boheman y el “picudo negro de la soja” Rhyssomatus subtilis Fielder.

Por su potencial biótico, su capacidad de daño y su rápida distribución en las áreas sojeras del NOA, este último se convirtió en una plaga muy importante del cultivo, siendo detectado, hasta 2014, en 53 localidades de las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero: su área de dispersión abarca 737.280 hectáreas, y corresponde al 65% de la superficie cultivada con soja en dicha región

La plaga puede dispersarse de manera natural (con el vuelo del adulto) o a través de factores antrópicos, entre los que se destaca el movimiento de maquinarias agrícolas y el transporte de granos.

Rhyssomatus subtilis (Coleóptero: Curculionidae) es una especie que fue descripta por Fiedler (1937), en el Estado de Goiás, Brasil, pero sin existir registros de ataques al cultivo de soja ni a otro cultivo en ese país ni en otra parte del mundo. En la Argentina, fue detectado por primera vez en 2006, en La Fragua, departamento Pellegrini, provincia de Santiago del Estero. A partir de este momento, comenzó su expansión geográfica hacia otras áreas del NOA.

Este insecto puede ser encontrado en plantas hospederas, como las malezas donde cumplen parte de su ciclo de cultivo.

Durante la primavera, antes de la siembra de los cultivos hospederos, se observan adultos de R. subtilis alimentándose de algunas malezas que comúnmente se encuentran en los lotes de la región del NOA, como ser Conyza bonariensis (L.), Cronquist (Asterales: Asteraceae), Brassica campestris (L.) Metzg. (Brassicales: Brassicaceae) y Sphaeralcea bonariensis (Cav.) Griseb (Malvales: Malvaceae), sin observarse en ellas huevos y/o larvas de esta plaga. Debido a esto, antes de las siembras de soja y/o poroto, los adultos de R. subtilis buscan hospederos asociativos para alimentarse hasta poder disponer de sus hospederos preferidos.

En los estudios realizado por los técnicos de la Eeaoc se afirma que Rhyssomatus subtilis solamente cumple su ciclo de vida en algunas especies de la familia de las “Fabaceae”. La oviposición ocurre en las plantas de soja (Glycine max L.) y poroto (Phaseolus vulgaris L.), siendo el cultivo de soja el preferido por R. subtilis en el campo.

Ciclo de vida

En los cultivos de gramíneas estivales (maíz y sorgo), no se observaron daños provocados por la alimentación y oviposición de R. subtilis. Su ciclo de vida, y bajo las condiciones climáticas del NOA, R. subtilis presenta una sola generación al año. El adulto de R. subtilis mide 5 mm de longitud y 2,5 mm de ancho. El período de emergencia de los adultos se inicia a mediados de noviembre, extendiéndose hasta junio del año siguiente, mediante “pulsos o camadas” asociados a la ocurrencia de las precipitaciones. Se observó en esta especie que menos del 5% de adultos puede no emerger durante ese período y hacerlo en la campaña siguiente. Las máximas emergencias ocurren entre mediados de febrero y mediados de marzo, período que coincide con el “llenado de las vainas de soja (R5-R6)”.

La “oviposición” comienza cuando las vainas se encuentran en R5 (llenado de granos) y se extiende hasta R8 (madurez del cultivo). Las larvas presentan características de la familia Curculionidae: son ápodas, con el cuerpo rollizo, curvado, en forma de “C” y de color blanco lechoso. La pupa es de tipo “exarata” (aspecto similar al del adulto, pero de color crema pálido), sobre cuyo dorso pueden apreciarse los “primordios o esbozos alares”.