La tensión política no sólo mantiene dividido al oficialismo de Las Talitas. Las diferencias entre la Intendencia y el Concejo Deliberante evidenciaron, además, un enfrentamiento interno en la familia que administra ese municipio.
La semana pasada, el cuerpo vecinal había derogado ordenanzas referidas a los montos para uso discrecional del intendente, Luis Morghenstein. Así, se retrotrajeron los mínimos para contrataciones directas de $ 400.000 a $ 50.000, y para compras mediante cotejo de precios de $ 750.000 a $ 150.000. El lunes a la mañana, el jefe municipal emitió el veto a estas normas; de inmediato, los 10 ediles se abocaron al asunto en el recinto y, por nueve votos a uno, decidieron confirmar la vigencia de su resolución. De esa manera, frustraron el pretendido rechazo del intendente.
La disputa no sólo generó roces políticos. Morghenstein encontró una férrea resistencia en su cuñado y presidente del Concejo, Carlos Najar, hermano de la legisladora y “primera dama” del municipio, Adriana Najar. Aunque una pelea por la sucesión del Departamento Ejecutivo Municipal (DEM) parece haber influido en esta confrontación, los protagonistas dicen que no los separan intereses electorales.
Tres concejales de la oposición, Sergio Rossi, Marcos Kristal y Carlos Barros, destacaron que desde un principio habían estado en desacuerdo con incrementar los recursos discrecionales del DEM para la adquisición de maquinarias y la contratación de obras públicas. “El tiempo nos dio la razón. Me reconforta saber que no fue en vano esta coherencia política. Las ordenanzas que se derogaron otorgaban un manejo millonario de fondos a la Intendencia sin seguir los procedimientos de ley. Aquello era un cheque en blanco”, señaló Kristal, quien aspiraría a ser candidato a intendente por el amayismo.
Barros agregó que Morghenstein estaba manejando, gracias a las ordenanzas que fueron derogadas, más de $ 1 millón de manera discrecional para obras. “Como la ordenanza no fijaba tope de proyectos de obra, podía tener 10 frentes abiertos por contrato directo y por cotejo, y desembolsar $ 10 millones sin los controles de ley”, expresó el opositor. Y consideró que Morghenstein podía manejar esos recursos “como le diera la gana”. “Mantengo esta postura desde el principio, porque obedece a cuidar el dinero del pueblo del manejo millonario en forma discrecional de este intendente sospechado de corrupto, y denunciado por mí y otros dirigentes en la Justicia federal”, añadió Barros.
El concejal Najar admitió que el cambio de criterio del alperovichismo del Concejo Deliberante respecto a los montos mínimos para contratos del DEM se modificó por dos motivos: versiones de una supuesta demora en el pago de los salarios del municipio, y la cercanía de los comicios de 2015. “Al DEM no se le quitó nada, en realidad se retrotrajeron los montos que se manejaban antes para contratos directos y cotejos de precios. Es decir que el intendente podrá realizar gastos mayores a esos topes, pero dentro de la Ley de Obras Públicas y de Administración Financiera. Deberá llamar a licitación y realizar el trámite de rigor. El Concejo Deliberante no tiene que autorizar nada”, afirmó el presidente del cuerpo vecinal y cuñado del intendente.
Añadió que, pese al intento de veto del jefe municipal, “no hay trabas a la gestión”. “Ante un año electoral, lo único que se hace es darle claridad a la administración. Aquel que hace las cosas bien no debería tener inconvenientes para trabajar de esta manera”, apuntó Najar.
Morghenstein señaló que la nueva disposición “afecta el beneficio a la comunidad”. “Hay obras que no podremos ejecutar; por ejemplo, de pavimentación. Tampoco podremos contratar fácilmente a los profesionales necesarios para encarar proyectos de infraestructura. Seguramente con esto se van a recortar los gastos por falta de disponibilidad; más todavía con esta inflación, por que los costos de los materiales y de la mano de obra se incrementan”, expresó. Y anticipó que analizan “otras vías” para recuperar los recursos anteriores. Además, dijo que le causó “sorpresa” la postura política de su cuñado. “En las relaciones con parientes, los enojos son circunstanciales. En algún momento se le pasará. Si hay una diferencia personal, debe ser fuera del ámbito laboral”, señaló Morghenstein.